Los manifestantes que rechazan los resultados de las elecciones y acampan frente a las bases del Ejército brasileño se han convertido en “incubadoras del terrorismo”, afirmó el ministro de Justicia entrante de Brasil, Flávio Dino, un día después de que la policía detonó un artefacto explosivo y detuvo a un sospechoso al que acusó de tener vínculos con el campamento en Brasilia.

Los partidarios del presidente Jair Bolsonaro acampan fuera de las bases del Ejército en Brasil hace semanas, para pedir a los militares que anulen la victoria del presidente electo Luiz Inácio Lula da Silva, que asume el cargo el 1 de enero.

Robson Cândido, jefe de la Policía Civil en Brasilia, dijo que un hombre de 54 años del nororiental estado de Pará fue detenido y confesó haber colocado el artefacto en un camión de combustible, cerca del aeropuerto para sembrar el caos. La policía también encontró rifles de asalto y otros explosivos en un departamento alquilado por el hombre en Brasilia.

“Los graves acontecimientos de Brasilia muestran que los llamados campamentos ‘patrióticos’ se han convertido en incubadoras de terroristas”, tuiteó Dino. “No habrá amnistía para los terroristas, sus partidarios y financiadores”. En un tuit posterior, Dino dijo que propondría la creación de grupos especiales para combatir el terrorismo y el armamentismo irresponsable. “El Estado de Derecho no es compatible con estas milicias políticas”, dijo.

La noticia de la bomba añadió una nueva dimensión a la violencia postelectoral en Brasil, donde las tensiones siguen siendo altas después de las elecciones más reñidas en una generación en el país. Bolsonaro, que aún no ha reconocido su derrota, ha hecho afirmaciones infundadas sobre la credibilidad del sistema de votación de Brasil, y muchos de sus partidarios más acérrimos le creen.

El campamento de Brasilia, frente al cuartel general del Ejército, se ha convertido en uno de los más extremos del país. El 12 de diciembre, cuando se certificó la victoria de Lula, algunos atacaron el cuartel general de la policía federal en Brasilia.

Cândido dijo que el sospechoso de poner la bomba era un propietario de armas registrado, parte de Coleccionista, Tirador Deportivo y Cazador (CAC), un grupo cuya membresía se ha sextuplicado a casi 700.000 personas desde que Bolsonaro fue elegido en 2018 y comenzó a flexibilizar las leyes de armas. (Reuters)