Una de las mayores virtudes del equipo argentino fue justamente aquella denominación: la de equipo. En esta nota hablaremos individualmente de ellos, uno por uno, pero vale el recordatorio. Ninguno de ellos hubiese ganado la copa solo, pero sí lo hicieron apoyados en el rendimiento de todos.
Emiliano Martínez, lejos de dejarnos sin palabras, nos sigue ayudando a ampliar nuestro vocabulario. Suma términos para lo que representó en este Mundial y en el partido: coraje, inteligencia, reflejos, rapidez, lectura, persistencia, astucia. La atajada con los pies del final y el penal contenido en la serie son solo dos pruebas de ello.
La defensa, como varios jugadores, jugaron unos primeros 80 minutos de partido sencillamente perfectos. Nahuel Molina, Cristian Romero, Nicolás Otamendi y Nicolás Tagliafico neutralizaron a Mbappé, Griezmann y Giroud por completo durante ese lapso. El penal llegó tras un error de cálculo y el esfuerzo defensivo pareció desmoronarse con el 2-2. La línea de cuatro lució más vulnerable a partir de esos sucesos. El 3-3 llegó por otra pelota parada (el penal arribó tras un córner): Francia había encontrado la manera de lastimar.
En el medio sucedió algo similar. Ángel Di María volvió a jugar una final como lo que es: un jugador extraordinario. Fue decisivo con sus desbordes y el golazo para el 2-0. El físico no le dio más que 65 de los 120 minutos que se jugaron, pero él ya había hecho su parte. Alexis Mac Allister jugó -como durante todo el mundial- un excelente partido, al igual que Enzo Fernández y Rodrigo De Paul. El 1-2 y el 2-2 les sembró dudas a todos ellos, pero con un asterisco: demoraron, pero se recuperaron. A medida que transcurrió el tiempo suplementario recobraron la memoria y volvieron a empujar a Francia contra su arco.
Julián Álvarez corrió como si no hubiera habido un mañana (¿lo había?). Volvió a jugar el partido del desgaste y la incomodad al rival y lo consiguió.
Lionel Messi hizo lo extraordinario una vez más. Dos goles en una final, aunque no se haya podido definir en los 90 minutos o en lo 120, hablan de su grandeza. El penal en la serie y la condición de líder terminaron de declararlo como el jugador del partido según la FIFA y como el jugador de nuestras vidas.
Marcos Acuña reemplazó a Di María sin la precisión para finalizar esos desbordes, pero siempre generando peligro.
Mención especial para Leandro Paredes, Paulo Dybala y Gonzalo Montiel que entraron tarde y acertaron penales clave para el título.