Por Carlos Salado - Presidente del Colegio de Árbitros de Tucumán
Muy buena tarea del árbitro polaco Szymon Marciniak. Acertó en las tres jugadas más importantes de un partido de la trascendencia de una final de la Copa del Mundo, que fueron los penales; uno para Argentina y dos para Francia.
En el primero, hubo infracción (aunque no tuvo ninguna intención de cometerla) de Ousmane Dembelé sobre Ángel Di María; en el segundo, fue clara la falta de Nicolás Otamendi sobre Randal Kolo Muani y fue clarísima la mano, despegada del cuerpo y ocupando una posición indebida, de Gonzalo Montiel en el tercer penal; el segundo para Francia.
Marciniak acertó en las tres jugadas claves de un partido vibrante, que tuvo muchísima intensidad y una gran cuota de emoción; digno de un duelo en el que estaba en juego muchísimas cosas.
Además, el juez polaco supo medir la ansiedad y el temperamento de los jugadores durante todo el partido. Amonestó de manera correcta a cinco jugadores argentinos (Emiliano Martínez, Enzo Fernández, Leandro Paredes, Montiel y Marcos Acuña); y a tres en el seleccionado de Francia (Olivier Giroud, Marcus Thuram y Adrien Rabiot).
Insisto, fue un muy buen partido del árbitro en un partido con muchas situaciones importantes y relevantes. En un partido decisivo, no tuvo errores y supo llevar el juego de manera correcta y sin ningún tipo de problemas.