La inflación ha venido promediado un 6% de variación mensual. Y este año, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) cerrará apenas por debajo del 100%. El plan de “Precios Justos” ha contribuido a mitigar una situación que se profundizó en el último lustro: el ingreso ha perdido la carrera contra la inflación y el poder adquisitivo se ha deteriorado con fuerza. Por ejemplo, si se compara lo que costaba una cena de Nochebuena en 2017 con lo que vale en la actualidad, podrá llegarse a la conclusión de que se encareció 10 veces más que hace cinco años. Y lo que es peor, con menos productos dulces en la mesa: por la inflación perdimos 24 postres de maní, 14 pan dulces, 59 garrapiñadas y 52 turrones. ¿Postre? En 2017 con $ 1.000 comprábamos cuatro potes de helado hoy ninguno. Estos datos surgen del informe Changómetro: “Saladita la Cena de Fiestas”, elaborado por la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA).

“Analizamos una cena bien argenta: un asadito, ensalada, gaseosa, un heladito de postre, un brindis y algunos productos dulces. Esta celebración típica en cualquier hogar argentino en 2017 costaba $ 630 en 2021 costó $ 3.240 y hoy sale $ 6.030. En cinco años nuestra cena cuesta 10 veces lo que costaba”, explica David Miazzo, economista Jefe de FADA.

“El 2022 cerrará con una inflación del 91% y la expectativa es un piso del 100% para 2023. Lo preocupante es que no hay indicadores que nos hagan pensar que vaya a bajar la inflación, el menos de manera consistente”, analiza Miazzo.

¿Cuánto aumentó celebrar en familia? “Llevando el análisis a una cena general con plato, postre y brindis, en cinco años, con un billete de $ 1.000 nos perdimos de comprar: 7 kilos de asado, 23 kg. de lechuga, 35 kg. de tomate, 19 gaseosas, 4 potes de helado, 14 pan dulces, 24 paquetes de postre de maní, 52 turrones, 59 paquetes de garrapiñadas o 17 sidras”, afirma Nicolle Pisani Claro, economista de FADA.

“Los salarios vienen muy golpeados, han perdido el 22,5% del poder de compra desde diciembre de 2017. Esto significa que si una persona podía comprar 4 kilos de algún producto, en promedio hoy sólo puede comprar 3 con su salario. Esto sucede porque es muy difícil que los salarios se puedan mantener al ritmo de los precios en una economía que no crece y tiene niveles de inflación altos”, ejemplifica Miazzo.

El Changómetro tiene en cuenta una mesa dulce y brindis con productos típicos: sidra, pan dulce, turrón, garrapiñada y postre de maní. “En 2017 esto salía $ 190, a cinco años, ese importe se multiplicó 11 veces para llegar a un precio de $ 2.140”, advierten en FADA.

“Se acerca la medianoche y todos empiezan a buscar sus vasos o copas para asegurarse de tenerlos llenos para brindar. La inflación también afectó ese momento: en 2017 comprábamos 18 botellas de sidra ($56). Hoy compramos 1 ($710) Son 17 sidras menos, que equivalen a 68 brindis que perdimos”, analiza Miazzo.

A un año y medio de su lanzamiento, el Changómetro ha dejado en claro que la inflación afecta a todo tipo de productos y rubros: suben los alimentos, los productos de limpieza, la nafta, la ropa, los servicios y así se podría seguir.

En relación a la ropa y el calzado, las mismas prendas que en 2017 salían $ 1.000, hoy nos cuestan $11.303, 11 veces lo que costaba.

Pasa igual con una compra de súper, el mismo changuito, con los mismos productos que hace cuatro años costaba $ 1.000, hoy asciende a $ 9.430, 9 veces lo que costaba.