La combinación de la sequía con episodios de heladas tardías en las zonas trigueras de la Argentina resintió las proyecciones productivas de forma severa. De una producción que se proyectaba arriba de los 19 millones de toneladas al momento de la siembra y de acuerdo con rindes tendenciales, hoy toca hablar de 11,8 millones de toneladas en producción a nivel país para la campaña 2022/23. La caída supera el 62%. Así lo indica el informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR).

Este recorte productivo ha afectado también de forma importante el potencial exportador de nuestro país. De hecho, el Volumen de Equilibrio de exportaciones -fijado por las autoridades nacionales en marzo-, de 10 millones de toneladas en exportaciones de trigo de cosecha 2022/23 parece haber quedado demasiado alto.

Luego de la apertura del cupo de exportaciones, las empresas del sector salieron rápidamente a ganar posición en el mercado, cerrando operaciones con el exterior y declarando Declaraciones Juradas de Venta al Exterior (DJVE) por cerca de 8,9 millones de toneladas, rayando el límite superior establecido por el 90% del cupo. Ante este posicionamiento externo que pareciera ubicarse por encima de las exportaciones potenciales para la campaña, la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación decretó una prórroga automática excepcional de 360 días corridos a las DJVE con período de embarque comprendido entre el primer día del corriente mes y el 28 de febrero del año que viene.

Según estimaciones propias, las exportaciones argentinas estarían en torno a 6,5 millones de toneladas para la campaña 2022/23, el menor volumen desde la campaña 2014/15, de cumplirse. Aunque no es posible conocer el destino de las exportaciones a esta altura de la campaña, dado que dependerá principalmente de los precios CIF de cada destino posible y de los costos del transporte, la mayor competitividad que solemos tener con Brasil hace suponer que el grueso de las exportaciones estará dirigido al gigante sudamericano.

Brasil

Para tomar dimensión de la importancia del mercado brasileño para las exportaciones nacionales, el año pasado la Argentina destinó 5,5 millones de toneladas de exportaciones a Brasil; este destino concentró en los últimos años poco menos de la mitad de las exportaciones de trigo de nuestro país. Sin embargo, esta campaña presenta una gran incógnita: si estaremos aptos para abastecer este mercado a lo largo del año próximo.

Brasil suele importar entre 6 millones de toneladas y 7 millones de toneladas de trigo anualmente. En promedio, es abastecido en un 80% por nuestro país. El resto de sus necesidades de importación las completa desde otros orígenes dentro del Mercosur -Paraguay y Uruguay, principalmente-. Aun así, suele recurrir a países extra-zona para saciar sus necesidades de trigo, con una cantidad dependiendo del vacío que deje nuestro país. En promedio, en los últimos años, este influjo representó unas 500.000 toneladas anuales. Estados Unidos es su mayor proveedor fuera del Mercosur, llegando a exportarle cerca de 3,5 millones de toneladas en 2013, cuando alcanzó una participación del 70% en las importaciones totales en dicho año, en una campaña en la cual la Argentina tuvo una mala cosecha.