Vieron lo que son los 15 minutos de apertura a la prensa de los entrenamientos de la Selección, como que podríamos llamarlo Gusto (a) Poco, porque siempre nos quedamos con ganas de espiar un tantito más sobre lo que pasa en la concentración de uno de los finalistas en el Mundial de Qatar 2022. De nuestro finalista y por el que haremos fuerzas para que le vaya como todos anhelamos: de maravillas.
Lo Interesante de este jueves no fue ni la vuelta al trabajo ni lo que pasó durante el trabajo en sí. Creo que todos los que estuvimos en uno de los campos de entrenamiento de la Universidad de Qatar supimos donde estaba el punto alegre de la noticia, la historia digna de relatar, de filmar, de recrear. Y ese fue el momento en que Sergio Agüero ingresó al campo con Nicolás Otamendi, Leandro Paredes y desde la mitad de la cancha alguien lo apuró para que se calce los botines y “venga” a entrenarse.
Así de distendida fue la práctica, así de copado fue el ambiente entre los jugadores y el entrenador Lionel Scaloni, que le insistió en un par de oportunidades al “Kun” sumarse a los trabajos regenerativos.
Recordemos que Agüero debió retirarse del fútbol profesional, exactamente, hace un año por una afección cardíaca, justo cuando fichó para Barcelona, donde pensaba darse el gusto de jugar con Leo Messi, pero bueno, esa historia de dolor sí es conocida. Una cosa es retirarse y otra que te quiten la posibilidad de decidir cuándo. Eso le pasó al Kun.
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Lo bueno de estas prácticas abiertas es que los 15 minutos a veces se hacen chicle para los “avanzados”, los mañaneros y responsables que si le dicen, “la práctica es a las 18”, ellos están a las 16.30. Para que se den una idea, si la cancha tiene de longitud en sus laterales 110 metros, en la Universidad de Qatar hubo 120 metros lineales de periodistas apostados en el sector que supieron elegir para lograr la mejor toma. En las gradas, lo mismo, todas ocupadas por periodistas o fotógrafos esperando el momento perfecto para gatillar a discrección.
Y les comentaba lo del chicle porque los que llegamos temprano (buena, leonardoooo) solemos frotar la lámprar y ver algo más que un cuarto de hora de los jugadores.
La ecuación es simple. El horario oficial de la sesión es a las 18, pero si los jugadores están listos y desean salir antes, pueden hacerlo. Eh ahí el beneficio de quienes estamos en el lugar indicado antes de la hora indicada.
En el grupo de los madrugadores de la Argentina había un puñado de futbolistas que fueron suplentes en la semifinal contra Croacia. Paulo Dybala, Marcos Acuña (suspendido pero ahora vuelve), Thiago Almada y Germán Pezzella armaron un loco hasta esperar la salida del resto de sus compañeros y ponerse a trabajar con el profe en aspectos físicos.
Cinco minutos después, a las 18 en punto, los encargados de prensa de la Selección, largaron la carrera del tiempo: “empiezan los 15 minutos”, la luz verde no hizo más que mostrarnos una panorámica estática que fue cambiando de figuras recién cuando nos quedaban 10 minutos de tiempo en la cartucheras. Justo cuando comenzaba lo lindo del entrenamiento.
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Seguro sabrán, la Selección jugará el domingo contra Francia en Lusail con la camiseta oficial, la misma que usamos en el ‘78 y en ‘86, cosa que el pueblo bilardiano tomaría como una enorme señal positiva. Y seguro sabrán también que después de un día de libertad y de recarga de energías con los seres queridos jamás se arranca al otro día a full para los titulares. Por eso, los trabajos de este día no pasaron de lo habitual. Vértigo para los que jugaron poco, vértigo para los que no jugaron nada y nada de vértigo para quienes sí vieron acción. De hecho, durante nuestra ventana de 15 minutos no vimos en cancha ni a Dibu Martínez, ni a Rodrigo De Paul ni a Leo Messi. “Están en el gimnasio”, le respondió a LA GACETA un integrante del equipo de prensa. La aclaración está buena porque a veces se suele sobredimensionar la ausencia de un jugador y ni hablar cuando se trata de Leo y de parte de la columna vertebral del equipo. Después de que nos fuimos nosotros, ellos sí salieron.
Mientras tanto, los de la sección vértigo hicieron una linda entrada en calor y luego comenzaron a trabajar en cuestiones de destreza con la pelota y en técnicas en espacios cortos. Todo este piripipí ante la atenta mirada del jugador 27 de la Selección, el “Kun”.
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Bastión del humor, íntimo y compañero de habitación de Leo desde los juveniles, la presencia del Kun en la concentración forma parte de la idea de mantener al núcleo de la vieja guardia siempre junto. También se lo vio a Gio Lo Celso, en otro mensaje que habla de que los que son esta familia tienen que estar con la familia.
Lo del Kun fue genial, volviendo al tema. Salió vestido en modo futbolista, cosa que debe extrañar horrores y caminó, mate y termo en mano, en compañía de Leandro Paredes y de Nicolás Otamendi hasta un banco ubicado en paralelo a los arcos. Al sentarse, Scaloni lo llamó y le hizo gestos de que se prepare para entrenar.
Obvio que el ahora streamer viral recogió el guante y siguió el juego. De hecho, hizo unos movimientos de elongación como para decir que estaba “activando” y luego volvió a sentarse. Ese momento de humor, de magia, marca la cancha de cómo está el grupo hoy, de cómo integra y de cómo se preparará para Francia, con la mejor de las mejores buenas ondas.
Y lo que nosotros no pudimos ver en vivo, pero sí a través de las historias de Instagram de Nicolás Otamendi, fue al ídolo de Manchester City con los botines puestos y probando a los arqueros con remates al arco. Fue la noche perfecta para el Kun: compartir en familia y hacer lo que más le gusta: goles.