El viernes 25 de noviembre se conmemoró en todo el mundo el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, instituido por la Organización de Naciones Unidas como llamado de atención ante estas situaciones, que se repiten diariamente. Esa misma fecha, la Policía Bonaerense descubrió el cuerpo de Eliana Pacheco, asesinada en las afueras de La Plata. Una semana antes, Susana Cáceres fue víctima de otro femicidio. Y la larga lista puede continuar con nombre y apellido hasta cubrir toda la página, por citar sólo los casos de este año de homicidios, violaciones o agresiones graves.

La violencia contra mujeres y niñas es una de las violaciones de los derechos humanos más generalizada, constante y desgarradora del mundo actual, afirma la ONG Amnistía Internacional (AI). A nivel global, la ONU estima que una de cada tres mujeres ha experimentado alguna vez en su vida violencia física o sexual, mientras que cada 11 minutos una mujer o niña es asesinada en el planeta.

“Estas estimaciones son la punta del iceberg. Por lo general, la violencia contra las mujeres no se denuncia debido a la estigmatización, la impunidad o el temor a enfrentarse a más hostilidad. Esta es una barrera para que podamos desarrollarnos en igualdad de condiciones que los hombres, y ejercer y disfrutar plenamente nuestros derechos”, señaló Mariela Belski, directora ejecutiva de AI Argentina.

Según el registro de la Oficina de la Mujer de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, el año pasado hubo 231 víctimas directas de femicidio en todo el país (y 20 más por crímenes vinculados). Tucumán estaba en el tercer lugar entre las provincias con más víctimas cada 100.000 mujeres, con una tasa de 2.07 en ese período (sólo superada por Santiago del Estero con el 2.22 y Chaco, con 2.43). En este año, hasta octubre, la asociación civil La Casa del Encuentro relevó 218 femicidios y transfemicidios en el país, mientras que según el Observatorio Lucía Pérez la cifra era de 301 muertes violentas de mujeres incluyendo el mes pasado.

En la página de la Oficina de la Mujer de la Corte Suprema de Justicia de Tucumán, el último informe actualizado es de 2020: consigna 18 víctimas directas de femicidio (16 eran mujeres cis y dos eran transexuales o travestis), de las que 11 tenían entre 25 y 44 años al momento del hecho.

Detrás de cada hecho hay historias desgarradoras, no meras estadísticas; vidas truncadas, familias deshechas, amistades destruídas. En tiempo de definiciones electorales inminentes, es más importante consensuar y anunciar adecuadamente las políticas que propone implementar cada sector que los nombres de quienes serán elegidos para llevarlas adelante. Ellas requieren de precisar el objetivo estratégico (qué se quiere lograr) y la táctica (los pasos operativos a dar para alcanzarlo). Urge que, una vez resueltos puertas adentro por cada expresión, haya una búsqueda de acuerdo amplio entre todos los sectores contendientes en las urnas para que se lleve una única política de Estado que esté por fuera tanto de polémicas como de debates estériles y aprovechamientos electorales.

Si en la Argentina (y en el mundo) se debe elegir un puñado de temas que exija madurez dirigencial y coordinación entre todos los políticos, la violencia hacia las mujeres definitivamente tiene que figurar en la lista de prioridades, ya que es un flagelo que no cede.