El reloj marca casi las 19 horas en Argentina cuando Lautaro Martínez convierte su penal, para sentenciar la clasificación argentina a semifinales del Mundial de Qatar. Un penal que desata la locura en el estadio Lusail, tanto en el campo de juego, como en las tribunas. Pero por supuesto, la euforia se replicó en todo el país, y Tucumán no quedó exento.

El festejo de la clasificación se postergó casi una hora, porque en el último minuto del segundo tiempo, Wout Weghorst empató el partido para Países Bajos, y golpeó fuerte a los argentinos. Bronca, tristeza, y hasta en algunos casos resignación fueron los sentimientos que atravesaron a los hinchas argentinos, algo que se fue disipando en el tiempo extra, con la gran actitud demostrada por el equipo de Lionel Scaloni en esa media hora de alargue. Y la sensación de todos los argentinos, y de los tucumanos, particularmente, se transformó en un desahogo total con la definición desde el punto del penal, con Emiliano Martínez como figura.

Apenas unos cuantos minutos tardó la gente en copar la Plaza Independencia, el lugar icónico para celebrar cualquier triunfo de la Selección. Pero esta vez, la cantidad de personas que se acercaron a festejar fue bastante mayor a la que se vio luego de los triunfos anteriores. Tal es así, que tanto las calles 25 de Mayo, como la San Martín, quedaron totalmente cortadas al tránsito, por los miles de tucumanos que abarrotaron ambas arterias, para expresar toda su felicidad.

Luego de unos primeros minutos de simples bocinazos, sonidos de vuvuzelas y gritos, empezaron a aparecer los cánticos. Por supuesto, se hizo presente el ya tradicional “Muchachos, ahora nos volvimos a ilusionar...”, tema que ya fue prácticamente adoptado como el oficial por la hinchada argentina para este Mundial. No faltó el “soy argentino”, y se sumó otro con tintes folclóricos (y políticos): “el que no salta es un inglés”. ¿Un anticipo a una posible final con Inglaterra? Es posible.

Pero más allá de las provocaciones, la gente se acercó a desahogarse y celebrar, en compañía del resto de sus comprovincianos. Fueron miles los tucumanos presentes frente a Casa de Gobierno.

“Sufrimos un montón, más que en el 2014. El árbitro cobró todo a favor de Países Bajos, pero pudimos sacar adelante el partido. Estos chicos se merecen todo, por toda la garra y el corazón”, expresó Jorge, que se acercó al lugar junto con algunos amigos. “Estamos muy confiados, si los chicos siguen así, tenemos muchas posibilidades de traer la Copa”, agregó, optimista.

“Son cuartos de final, son partidos difíciles. Se sufrió, pero ganamos. Lo ganamos con huevos, con actitud, Argentina es así”, apuntó “Maxi”, otro de los extasiados tucumanos presentes en la plaza. “Todo el equipo argentino jugó muy bien, ‘Dibu’ se pasó”, recalcó.

“Mucha tensión, lo merecíamos. Sabía que en los penales lo íbamos a ganar, era lo justo, por todos los jugadores. Estamos felices, no es para menos”, contó Noralia, profesora de educación física, que acudió a los festejos junto a algunas amigas. Ella fue optimista con las chances de Argentina de lograr el título, remarcando que es el último mundial de Messi. “Se tiene que dar”, se esperanzó.

“Estamos hechos para sufrir, pero Argentina tiene corazón, tiene aguante, tiene garra. Los europeos nunca lo van a entender, hoy en la plaza se lo vive, en el país se lo vive. Solamente lo sentimos los argentinos”, reflexionó Leonardo Díaz. Y como el común de la gente, se mostró confiado para lo que viene: “vamos hasta la final, y yo creo que vamos a ganar, porque tenemos una Selección inigualable, un grupo unido. Eso nos da mucha ilusión de lograr una tercera Copa del Mundo”, aclaro.

Matías Salazar no ocultó, lógicamente, que sufrió “como todos los partidos”, aunque consideró que fue algo que Argentina no mereció. “Si no sufrís, no sos argentino”, señaló Matías, que poetizó: “juramos con gloria morir, y en la cancha se muere siempre de pie”.

Salazar admitió que, luego del empate neerlandés, “me daba miedo porque sabía que capaz nos costaba un poco volver, como con Arabia”. Sin embargo, consideró que los minutos de alargue “fueron los mejores minutos del Mundial, se jugaron con el corazón cuando las piernas no respondían, fue una muestra de carácter”. Y afirmó que el equipo puede lograr el título, “no se si con el mejor fútbol del mundo, pero sí con corazón”. (Producción periodística: Joel Katz)