Juntos por el Cambio en Tucumán se prepara para protagonizar un fiasco político. Hace casi un mes, el 15 de noviembre, los principales referentes de las fuerzas que integran esa alianza se habían reunido por segunda vez con el objetivo de dar forma a la coalición electoral. Pero no lo lograron y decidieron, entonces, darse más tiempo y fijar una nueva fecha para tratar de comenzar a desandar de manera formal el camino hacia 2023.
A cinco días de que venza el “ultimátum” autoimpuesto, todo hace presagiar que el jueves no pasará absolutamente nada dentro de JxC. O, mejor dicho, que el tercer intento –el primero fue en octubre- de fusionar las aspiraciones políticas más diversas será en vano. Al punto de que en cada uno de los partidos que merodean la coalición admiten que están más cerca de exhibir nuevamente anarquía, desorden y desconfianza mutua que de mostrar cohesión.
El primer indicio de que esto puede llegar a pasar es la falta de diálogo. Desde aquel 15 de noviembre en el Hilton no hubo más acercamiento entre los dirigentes de cada agrupación. En teoría, el tiempo de un mes que habían fijado serviría para que los espacios políticos preparasen las autorizaciones partidarias para conformar el frente de JxC y acercaran la metodología que consideren óptima para dirimir los candidatos. Hasta aquí, sin embargo, no hay siquiera un borrador que circule con el acta constitutiva de la alianza.
¿Las autorizaciones internas ya fueron resueltas por cada agrupación? Aquí se debe hacer una distinción entre los partidos que pueden tener complicaciones, como los “nacionales”, y aquellos en los que ese aval resulta una mera formalidad. En este último pelotón, por ejemplo, están el Partido por la Justicia Social del intendente Germán Alfaro y CREO. En el primero, en tanto, aparecen el PRO y fundamentalmente la Unión Cívica Radical. En el caso del sello macrista, el congreso partidario se reunió durante esta semana y, luego de una intensa discusión, aprobó sin mayores complicaciones la autorización para que el consejo directivo decida la formalización de alianzas. Ese espacio es conducido por su presidente, Ramiro Beti, que no obstante no estará el jueves en el mitin porque se encuentra de vacaciones. Podrían asistir en su lugar Miguel Diosquez y Mariano Malmierca.
Aún más incierta es la situación de la UCR, que debe convocar a los 80 miembros de su convención provincial y someter a votación el asunto.
Hasta aquí, no hay ninguna posibilidad de que ese paso formal se dé antes del jueves, por lo que en el hipotético caso de que Roberto Sánchez así lo decidiera, no podría ir a firmar el 15 ningún documento de integración de alianza. Y si lo hiciera, la cuestión terminaría en un escándalo interno. ¿Puede zanjarse este paso? Resulta prácticamente imposible porque aún está abierta la discusión en el radicalismo sobre el rol a ocupar en el actual proceso electoral. Además la convención, presidida por Raúl Moreno, cuenta con una virtual mayoría del sector liderado por el ex legislador Ariel García. El vicepresidente es José Nader y la secretaria general es Carolina Aragón. Ambos responden al movimiento Boina Blanca, que se impuso en la última votación de ese órgano, en la que se ungió a Sánchez como candidato a gobernador.
Un dato no menor es que García es de aquellos que entienden que para definir las alianzas aún hay tiempo de sobra, porque el cronograma electoral establece el plazo de presentación de frentes electorales en marzo. ¿Para qué tomar hoy una decisión? Los Boina Blanca, además, fueron quienes coparon el salón del Carlos V hace tres semanas, cuando Sánchez se presentó en fórmula con Sebastián Murga. La idea de horadar la figura de Germán Alfaro y de apuntalar al diputado es la que anima a los miembros de este espacio.
Así las cosas, hay quienes aventuran que el jueves y con mucho viento a favor, en el mejor de los casos los referentes que asistan a la cumbre puedan firmar una declaración política conjunta. Esto, para disimular nuevamente las limitaciones que tienen para formalizar una alianza electoral y definir la modalidad de resolución de las candidaturas.
En rigor, ese es el gran dilema de la aturdida coalición opositora. Sin diálogo formal e informal con Ricardo Bussi, todo quedó supeditado en este tiempo a lo que puedan disponer Alfaro y Sánchez. Y ahí es donde cualquier avance se encapsula porque ninguno de los dos baja sus apetencias de encabezar la fórmula y porque se mordisquean de manera constante. El último episodio tuvo lugar hace más de una semana pero aún genera coletazos: Patricia Bullrich tenía previsto venir a Tucumán y participar de un masivo acto en la Capital con el intendente como protagonista. Como contrapartida, iba a disponer de unos minutos para realizar una actividad en Banda del Río Salí con Sánchez y con Mariano Campero. Enterados de la desproporción en el trato, el concepcionense y el yerbabuenense hicieron escuchar sus reparos en Buenos Aires. Finalmente, la titular del PRO no apareció por la provincia.
Precisamente Campero y su par de Bella Vista, Sebastián Salazar, fueron los artífices en los últimos días de una jugada política que puede torcer el rumbo de Juntos por el Cambio en Tucumán. Si bien ante las cámaras en este sector aseguran que el precandidato a intendente de San Miguel de Tucumán es el legislador José María Canelada, también es cierto que le ofrecieron ese lugar al ex senador José Cano. El movimiento, osado, apunta a desarticular una de las estrategias de Alfaro: seducir al ex titular del Plan Belgrano con esa postulación. Hay quienes interpretan que puede servir como prenda de unidad para que Alfaro se acerque a negociar la fórmula con Sánchez, pero son muchos más quienes sugieren que ese ofrecimiento puede terminar por dinamitar cualquier acercamiento con el peronista. Por lo pronto, Cano no rechazó la oferta ni tampoco la aceptó. Su mayor prurito es el mismo que tienen todos los “popes” opositores de Tucumán: quedar ante los ojos de Buenos Aires como el responsable de una eventual ruptura en la alianza.
Precisamente desde fuera de la provincia llegan también novedades que pueden “ordenar” al radicalismo tucumano. En la semana que pasó, el gobernador jujeño Gerardo Morales confirmó que la idea es competir en una interna abierta con Facundo Manes para que la UCR tenga un precandidato presidencial fortalecido en las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias de agosto de 2023. Esa elección, de la que podrían participar los afiliados y ciudadanos independientes, se daría el 26 de marzo. La música que puso el titular del radicalismo nacional sonó tan bien en los oídos de la tríada SCS (Sánchez, Campero, Salazar) que pretenden ponerla de fondo para amenizar la reunión de JxC del jueves. ¿Lograrán que se incluya algo en la declaración política del 15? Aún resta ver quiénes estarán dispuestos a bailar.