El reciente anuncio de Donald Trump de un nuevo nombre para su movimiento, Magaga, provocó un gran interés en el público en general. ¿Magaga –Make America Glorious and Great Again, (Hagamos que EE.UU. vuelva a ser glorioso y grandioso)? ¿Qué quería decir con él, el inefable exlíder del mundo occidental? Usando algunas técnicas de investigación muy inusuales que incorporé durante un aprendizaje con el difunto Sir Arthur Conan Doyle, y después de arduos esfuerzos, pude descifrar su verdadero significado: el actor principal está gagá. Me tomó varios minutos recuperarme de la euforia que sentí después de descubrir esto. Lo acepto; no todo el mundo estará de acuerdo con esta interpretación, pero tengo serias razones para creer que este es su verdadero significado.
Durante el anuncio de su nuevo movimiento, la ex personalidad de la televisión dijo que era “el movimiento más grande en la historia [pausa profundamente pensativa…] de nuestro país”. Quienes no compartían su opinión querían salir de la habitación, pero al intentarlo se dieron cuenta de que estaba rodeada por un estrecho estanque de agua lleno de cocodrilos. Horrorizados, regresaron en masa al evento. La estampida resultante hirió gravemente a 27 personas, incluido un niño de 9 años que, mientras lloraba desconsoladamente, dijo que su madre lo había llevado a la reunión, en contra de su voluntad y con falsas promesas. Tratando de calmarlo, su madre le dio al niño un gorro Magaga, que lo hizo llorar aún más fuerte.
¿Cómo explicar que después de todo el daño que Trump ha hecho –y sigue haciendo– al mundo, pueda creer que realmente puede hacer grande y glorioso a Estados Unidos? Debido a que la memoria es frágil, permítame recordarle al lector que su indiferencia hacia la pandemia de Covid probablemente haya causado cientos de miles de vidas. Desacreditó a sus propios asesores científicos y promovió falsas y peligrosas curas para la enfermedad. Su comportamiento fue copiado fielmente por su admirador Jair Bolsonaro, el ex presidente de Brasil, con quien comparte varios rasgos de personalidad. Ambos son responsables de cientos de miles de muertes que podrían haberse evitado con acciones adecuadas y oportunas.
Manifestó una actitud igualmente irresponsable frente al cambio climático, repitiendo incansablemente que se trataba de un engaño. “No lo creo. No, no, no lo creo”, dijo Trump sobre la Evaluación Nacional del Clima producida por destacados científicos del gobierno de EE.UU. que alertaron sobre sus peligros. Los miembros de su gabinete también atacaron el informe y apoyaron la agenda de expansión de los combustibles fósiles de Trump, a pesar de las advertencias de los científicos de que esa era la raíz del problema. Su administración retrasó la mayoría de las acciones regulatorias relacionadas con el cambio climático, proponiendo en cambio otras nuevas para acelerar el desarrollo de combustibles fósiles. Al mismo tiempo, propuso acciones que socavaron el desarrollo de energías limpias y la eficiencia energética.
Trump dañó gravemente la democracia al alentar a una turba a marchar hacia el Capitolio con la intención de anular los resultados de las elecciones presidenciales, poniendo en peligro la vida de los congresistas y de su propio vicepresidente. Como si estas acciones ilegales no fueran suficientes, mantuvo documentos altamente confidenciales que podrían afectar la seguridad nacional, afirmando que eran suyos, supuestamente escondidos entre viejos ejemplares de la revista Playboy; un rumor que no me parece creíble.
Trump ahora parece estar perdiendo el apoyo de muchos de los que disfrutó antes. Este fue probablemente el resultado de las pérdidas que sufrieron sus candidatos para el Senado en importantes estados indecisos, incluido el Mago de Oz, ahora sin colmillos. Los funcionarios republicanos no solo muestran su descontento con su ex líder, sino que el inmigrante australiano más famoso, Rupert Murdoch, quien lo impulsó a la presidencia, claramente se ha mantenido alejado de él, al igual que su hija Ivanka, quien de repente descubrió que tiene que cuidar a sus hijos.
Esta es una actuación sin gloria para el hombre que hasta hace poco acaparaba la atención mundial. Un análisis de las acciones de Donald Trump muestra que son consistentes con una personalidad narcisista, un megalómano –como lo describió su ex fiscal general William Barr– sin ninguna preocupación real por sus conciudadanos; el mundo o la democracia. Esta es la opinión que comparten 27 psiquiatras y expertos en salud mental en el libro El peligroso caso de Donald Trump, de la Dra. Bandy Lee. Dadas todas estas circunstancias, se puede decir con seguridad que Donald Trump es un héroe en su propia mente.