La comunidad de Vinará, un pequeño pueblo de 2.000 habitantes en Santiago del Estero, no sale de su asombro. Su pobladores aseguran que la imagen de una virgen lloró sangre 14 veces en lo que va del año y, además, le atribuyen curaciones. 

Vinará está a 14 kilómetros de Termas de Río Hondo y la historia de la imágen de su virgen se remonta a 1968, cuando la familia Pediconi donó un terreno para construir  la primera capilla en Vinará. “Se trata de un lugar particular, ya que aparecía una misteriosa luz que emergía de la tierra”, le contó , Mónica Pediconi a Infobae.

Con ayuda de toda la comunidad, la pequeña capilla fue terminada. En 1973, un sacerdote norteamericano, Esteban Crisanda, de La Salette, llevó una imagen de la Virgen a Vinará. Hecha de yeso macizo, mide alrededor de 1,20 metros y se trata de una advocación de la Inmaculada Concepción.

“Iban a traer a la Virgen del Tránsito como patrona de Vinará pero no se la dieron, y la trajeron a ella. Apenas pasaron tres días ella empezó a llorar: la vieron el padre Esteban, la hermana Santina y otro sacerdote”, relató una vecina al mismo medio. La comunidad decidió guardar silencio y el hecho quedó como uno de los secretos más escondidos del pueblo, por casi 50 años.

Un secreto que no podía callarse

En la década del 80 se dio un segundo episodio, cuando un restaurador de obras religiosas de nombre Adrián vio verter agua del pie de la Virgen mientras renovaba la figura de la divinidad. También decidió guardar silencio.

Pasadas más de cuatro décadas, durante este 2022, la Virgen de Vinará ya lloró 14 veces…y ahora derrama sangre de su llanto. Sucedió por primera vez el sábado 15 de octubre a las 15:46 y del suceso trascendió una imagen que dejó perpleja a toda la región.

Pero el secreto mejor guardado de Vinará rompió los candados cuando fueron unos niños quienes con sus propios ojos vieron las lágrimas brotar: “El 26 de marzo de 2022 lloró gotas que caían en su cara. El 13 de mayo, el día de la Virgen de Fátima, por la tarde la vieron 7 niños de la catequesis”. Sin dudarlo, las criaturas corrieron y contaron lo que vieron en sus casas. Algunas familias lo creyeron, otras eligieron pensar que eran “cosas de chicos”.

La siguiente manifestación se desató el 26 de junio, cuando la figura lloró durante nueve días consecutivos. Quien fue testigo es el periodista Omar Villavicencio, quien se encontraba cubriendo la procesión en Termas de Río Hondo y tuvo la oportunidad de estar cerca de la Virgen: “De repente experimenté algo en el cuerpo, algo muy grande por dentro. Levanté la mirada y vi el rostro pálido de la Virgen y noté que lloraba. Por un momento vi un rayo de sol que le iluminaba la cara y percibí por segundos un perfume a rosas, todo eso me impactó”, le reveló con una emoción inexplicable a Infobae.