1- Cuestión de calendario
Hace 12 años, cuando un sonriente presidente de la FIFA Joseph Blatter anunciaba a Qatar como sede de la Copa del Mundo, nadie se imaginó el tsunami de críticas que recibiría, más allá de las denuncias de corrupción que se denunciaron y que se sigue denunciando.
El primer problema se presentó cuando los dirigentes se dieron cuenta de las elevadas temperaturas que se registraban en ese país. Por ese motivo, la FIFA recomendó a los qataríes que la Copa del Mundo sea más corta y que se dispute en los meses más fríos del año de ese país, que son noviembre y diciembre. Por primera vez en la historia del certamen, el Mundial no se disputará en los meses de junio y julio.
Los directivos de las ligas de Europa, que son las más importantes del mundo, pusieron el grito en el cielo, pero pusieron trabas. Los clubes decidieron suspender su competencia una semana antes de que se iniciara el certamen. Los especialistas sostienen que esa fue una de las razones por las que hubo bajas importantes en varios seleccionados. Lo que es peor: una semana después de la finalización del torneo, se reanudarán las competencias en el Viejo Continente.
2- Denuncias de corrupción
Los organizadores de la Copa Mundial de 2022 han negado rotundamente las acusaciones del Departamento de Justicia de Estados Unidos de que se pagaron sobornos para que los miembros del Comité Ejecutivo de la FIFA eligieran a Qatar como sede del certamen.
Los rumores han rodeado durante mucho tiempo la votación de 2010 en la que se designaron a Rusia (en el 2018) y al país asiático como organizadores del torneo. Los fiscales norteamericanos presentaron acusaciones directas y formales por las irregularidades que se habrían cometido en el proceso de selección. Vale la pena aclarar que EE.UU fue uno de los países que se postulaba a organizar el torneo.
El director general la organización del certamen Nasser Al Khater, dijo a los periodistas hace un año atrás, que su país había sido “injustamente tratado y examinado” durante varios años. Nunca más volvió a hablar del tema.
Tres días antes de que comenzara el torneo, el ex vicepresidente de la FIFA, Jack Warner perdió en los tribunales una apelación clave y ahora puede ser extraditado a Estados Unidos para ser juzgado por el caso.
3- Explotación laboral
Qatar enfrentó duras críticas de grupos de derechos humanos por el trato que da a los trabajadores inmigrantes que, junto con otros extranjeros constituyen el grueso de la población del país.
En un informe de Amnistía Internacional se afirma que siguen existiendo prácticas como la retención de salarios y el cobro a los empleados por cambiar de trabajo, a pesar de las reformas laborales de 2014. Los qataríes sostienen que siguen mejorando el sistema y desmintieron las acusaciones.
Amnistía y otros grupos pidieron a la FIFA que reserve U$S 440 millones (el equivalente de los premios que recibirán los equipos participantes) para indemnizar a los trabajadores que fueron víctimas de explotación laboral.
Las asociaciones de fútbol de 10 países europeos, entre ellos Inglaterra y Alemania, han presionado a la FIFA para que tome medidas con el fin de mejorar los derechos de los trabajadores migrantes en Qatar. La entidad madre del fútbol mundial les respondió que se concentren en su trabajo y que no dejen que el deporte se vea influido por batallas ideológicas o políticas.
4- Niegan derechos históricos
La homosexualidad es ilegal en Qatar y algunos futbolistas han planteado su preocupación por los aficionados que viajarán a ese país, especialmente las personas que integran la comunidad LGBT+ y las mujeres, a quienes las leyes de ese país discriminan, según los grupos de derechos humanos.
Sin embargo, los organizadores del Mundial afirmaron en repetidas ocasiones que todo el mundo, sin importar su orientación sexual o su procedencia, es bienvenido.
A menos de dos semanas del inicio del Mundial, Khalid Salman, embajador del certamen y ex futbolista, declaró a la cadena alemana ZDF que la homosexualidad era “un daño mental”. El referente añadió que el país espera más de un millón de visitantes y que cualquiera que visite Qatar debe “aceptar nuestras reglas“.
Los integrantes de la selección australiana se han manifestado en contra del historial de Qatar en materia de derechos humanos y relaciones homosexuales. Los jugadores de Dinamarca viajarán al torneo sin sus familias como protesta. Mientras que a Países Bajos la FIFA no le permitió usar una remera blanca como señal de protesta.
5- No al alcohol en los estadios
Que sí, que no, que quizás... Este es el primer Mundial que se disputa en un país musulmán con estrictos controles sobre el consumo de alcohol. Después de meses y meses de discutir sobre el tema, ya se resolvió el misterio. Sólo se podrá tomar alcohol en el Fan Fest y en los pocos bares u hoteles que cuenten con la licencia. Finalmente ayer los organizadores informaron que no se podrá tomar ni cerveza en los estadios, antes, durante y después de los encuentros.
“Tras las discusiones entre las autoridades del país anfitrión y la FIFA, se ha tomado la decisión de centrar la venta de bebidas alcohólicas en el Fan Fest, en otros destinos para los hinchas y en los locales con licencia”, confirmó ayer un portavoz de la entidad madre del fútbol mundial. El valor del medio litro es de $6.000.
Qatar permitirá a los aficionados con entrada desde tres horas antes del inicio y durante una hora después del pitido final, pero no durante el partido. También se habilitarán zonas para que los hinchas ebrios puedan recuperarse de la borrachera. El director general del torneo Nasser Al Khater indicó que sólo buscan brindarles seguridad a los fanáticos.
6- Entradas caras para todos
Los simpatizantes que asistan al Mundial de Qatar se llevarán una sorpresa. Las entradas, en promedio, aumentaron un 40% respecto a las de Rusia 2018, según informó una empresa alemana que realiza informes de economía vinculados al deporte.
El valor promedio de las localidades en primera fase y cuartos de final asciende a U$S 346 ($104.000), mientras que en el certamen anterior se las podía adquirir a U$S 258 ($7.500, ya que el dólar se cotizaba a $29 en julio de ese año ). Los europeos se quejan por el valor de un ticket para disfrutar la final: U$S 812 (unos $242.000).
En su estudio, la empresa Keller Sports consideró que los precios de las localidades son los más caros para los partidos de un Mundial en los últimos 20 años, y los de la final son un 59% más altos que hace cuatro años.
“Se dice que la construcción de seis nuevos estadios y la renovación completa de otras dos arenas en el país costaron alrededor de U$S 3.000 millones. No se contemplan los casos de las grandes obras de infraestructuras que realizaron los organizadores”, dijo el estudio.
7- El calor, el otro enemigo
Mike Tipton, profesor de fisiología humana en la Universidad de Portsmouth en Gran Bretaña, sostuvo que jugar en condiciones de calor extremo no solo puede afectar la función fisiológica de los jugadores, sino también la psicológica.
“Los efectos van desde una sensación de desmayo por no poder hacer ejercicio hasta un golpe de calor, que es una afección médica grave”, dijo Tipton. ”Hay otro aspecto, que es cuando las personas se calientan, tienden a tomar malas decisiones. Pueden decidir hacer aún más ejercicio, lo que puede acelerar sus problemas con el calor”, agregó.
Para hacer frente al calor, los directores técnicos podrían verse obligados a cambiar el estilo de juego de sus equipos, optando por jugar a un ritmo mucho más lento, opinó el especialista.
”No tienes que preocuparte por el sobrecalentamiento si juegas fútbol en Manchester o Liverpool. Pero si estás jugando en el sur de Europa o América del Sur, entonces la estrategia tiene que cambiar porque tienes que adaptarte a que no puedes correr durante 90 minutos a un nivel que hará que tu sistema de regulación de temperatura se sobrecargue”, explicó.