La disminución del consumo no es un hecho aislado pospandemia, sino que se encuadra en la tendencia negativa de hace muchos años. En los últimos 10, la demanda de frutas de Argentina cayó un 10%. Así, pasó de los 51 kg/habitante/año de 2010 a los 46 kg/hab/año de 2020, indicó el último informe de la consultora Topinfo.

Hay dos factores que son muy preocupantes. Por un lado, el nivel de consumo actual, que es la mitad de lo recomendado por los organismos de salud. El otro es que no hay consciencia sobre el bajo consumo. Casi la mitad de los encuestados consideró que comían suficiente. Incluso, las respuestas de las madres lo reflejaban: “Trato de que los chicos coman una fruta por día”. Eso es un consumo insuficiente.

Los organismos de salud recomiendan cinco porciones de frutas más verduras por día. Pero tampoco los profesionales de la salud, ni los organismos públicos son conscientes del bajo consumo.

Hay muchos y diversos factores que inciden sobre el consumo de frutas:

-Comodidad: factor importante; se quiere comer fruta, pero en el momento de la decisión se opta por un yogur o postrecito porque resulta más cómodo. También es decisorio cuando se elige entre las frutas, en general, ganan las más cómodas, como las bananas, los berries, uvas y mandarinas. Entre las perdedoras, las naranjas, peras, duraznos y pomelos.

-Criterios: La mayoría de los consumidores no posee un criterio de selección. No saben si lo que compran es rico. Estos desconocen cuál es la mejor fruta, no saben elegirla. Se sienten frente a “una lotería”, sabiendo recién al consumirlas si compraron algo rico. Si compran en fruterías, consultan al verdulero. “Él es la persona clave en el momento de elegir una fruta. ¿Son comunes las frases ‘cual me recomendás?’ Dame la más dulce. Dame la de la semana pasada, que era muy rica”, aclaró Betina Ernst, autora del informe.

-Mala experiencia: es cuando una fruta no gustó y por eso dejan de comprarla, al menos, durante una o dos semanas.

-Sabor-salud: las frutas se consumen porque gustan, es decir, por su sabor y placer de consumo. El tema salud pasa a segundo plano. Nadie consume algo porque es sano, sino porque es rico. Por lo cual el sabor y la experiencia previa son decisivos en el momento de hacer una compra.

-No es considerado un alimento esencial: hay alimentos que los padres consideran fundamentales en la crianza de sus hijos. Es el caso de la leche. Todo padre va procurar que su hijo consuma todos los días leche, sea esta vacuna o un sustituto. Lo considera como obligación de padre. Tal no es el caso de las frutas.

-No tiene marketing: los alimentos provenientes de las grandes industrias (lácteos, golosinas, panificados) se promocionan constantemente. La fruta, que producen y comercializan en general empresas relativamente chicas, no suelen dedicarse al marketing.