JERSÓN, Ucrania.- El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, acusó a los soldados rusos de cometer crímenes de guerra y matar a civiles en Jersón, parte de la cual fue recuperada por el ejército ucraniano la semana pasada.

“Los investigadores ya han documentado más de 400 crímenes de guerra rusos. Se han encontrado cuerpos de civiles y militares muertos”, dijo Zelenski en un discurso nocturno en video. “El ejército ruso ha dejado tras de sí la misma salvajada que hizo en otras regiones del país en las que entró“.

Moscú niega que sus tropas ataquen de manera intencionada a los civiles.

Se han encontrado fosas comunes en varios lugares de Ucrania desde el comienzo de la invasión rusa, incluidos cuerpos de civiles con pruebas de tortura descubiertos en la región de Járkov y en Bucha, cerca de Kiev. Ucrania acusó a las tropas rusas de cometer los crímenes.

En octubre, una comisión de Naciones Unidas declaró que se habían cometido crímenes de guerra en Ucrania y que las fuerzas rusas eran responsables de la mayoría de las violaciones de los derechos humanos en las primeras semanas de la guerra.

Las tropas ucranianas llegaron al centro de la región sureña de Jersón el viernes, después de que Rusia abandonó la única capital regional que había capturado desde que Moscú lanzó su invasión en febrero.

La retirada supuso el tercer gran repliegue ruso de la guerra y el primero que supone ceder una ciudad ocupada tan grande ante la gran contraofensiva ucraniana, que ha retomado partes del este y el sur.

Las empresas de servicios públicos de la región de Jersón trabajaban para restablecer infraestructuras críticas dañadas y minadas por fuerzas rusas en su huida. La mayoría de los hogares de la ciudad seguían sin electricidad ni agua, según las autoridades.

Los intercambios de artillería que aún resonaban sobre la ciudad no lograron disuadir a las multitudes de residentes jubilosos que ondeaban banderas y se abrigaban para reunirse en la plaza principal de Jersón. La multitud trataba de captar las señales de los teléfonos móviles de las estaciones terrestres Starlink que llevan los vehículos militares ucranianos.

“Ahora estamos contentos, pero todos tenemos miedo de los bombardeos desde la orilla izquierda”, dijo Yana Smyrnova, una cantante de 35 años, refiriéndose a los cañones rusos en el lado este del río Dniéper, que pasa cerca de la ciudad.

Smyrnova dijo que ella y sus amigos tenían que obtener agua del río para bañarse y tirar de la cadena, y que sólo unos pocos residentes tenían la suerte de contar con generadores que alimentan las bombas para obtener agua de los pozos.

El gobernador regional, Yaroslav Yanushevych, dijo que las autoridades decidieron mantener el toque de queda desde las 17 horas hasta las 8 de la mañana y prohibir a la gente salir o entrar en la ciudad como medida de seguridad.

“El enemigo ha minado toda la infraestructura crítica”, dijo Yanushevych a la televisión ucraniana. “Intentaremos reunirnos dentro de unos días y (entonces) abrir la ciudad”. (Reuters)