En la actualidad los productores de granos de nuestra provincia y de la región NOA se encuentran trillando o terminando de trillar sus lotes de trigo y/o de garbanzo, que fueron castigados por la falta de agua y por algunas heladas que complicaron su desarrollo y crecimiento. A raíz de esto, los resultados de la trilla, en general, están siendo muy irregulares y magros.
Igualmente, y a pesar de esto, están pendientes de lo que pueda pasar con las precipitaciones, que todavía no llegan a la región. Esto preocupa mucho, porque el tiempo pasa y se deben tomar las decisiones acerca de cómo afrontar la campaña gruesa que está encima.
En la edición de hoy de este suplemento se muestran diferentes estudios realizados por personal de la sección Agrometereología de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc). Estos dan cuenta de cómo se viene comportando el clima en nuestra provincia y de cómo esto afecta a la producción. También se difunden declaraciones de técnicos y de productores de grano, que analizan esta situación con suma preocupación, pero decididos a enfrentar una nueva campaña con todos los medios disponibles de tecnología y con el conocimiento para salir de la mejor manera de esta situación climática que preocupa.
Cuando el clima de una zona empieza a tener este comportamiento durante varias campañas, como viene sucediendo, producir se torna más difícil. Entonces, no resulta tan sencillo que el cultivo llegue bien a final de cosecha; y los rendimientos se vuelven irregulares, magros y, en ocasiones, nulos.
Esta situación que viene sucediendo nos indica que el productor debe lograr que la poca o mucha agua que pueda recibir su campo sea lo más eficiente posible. Para ello debe lograr que su lote a sembrar llegue al máximo de limpio, tal lo indican los técnicos y productores que saben de esto.
Para lograr esto deben cumplirse ciertos paramentos, que permitan arrancar con lotes en condiciones, tanto en los aspectos climáticos como en los técnicos.
Los productores tienen en claro que cuanto más limpio lleguen estos lotes, las condiciones de arranque de una nueva campaña mejorarán, a pesar de las actuales circunstancias. Y entienden que hacer buenos barbechos resulta fundamental para comenzar con una siembra gruesa de la mejor manera.
Saben, también, que el futuro de la producción agropecuaria depende mucho de un uso adecuado de los productos fitosanitarios. Su uso racional permite controlar plagas y enfermedades -en este caso, las malezas-; y da la oportunidad a los cultivos a que se expresen adecuadamente, crezcan y se desarrollen, produciendo alimentos. A la vez, ese uso racional hace que el producto impacte en la naturaleza de manera leve, y se eviten situaciones indeseables.
Resulta importante precisar que un mal manejo o el uso inadecuado de estos productos tiene consecuencias de diversa gravedad para el ambiente y para las personas que están expuestas a las malas aplicaciones.
Se debe producir de manera sustentable. El mundo así lo requiere, con la premisa que debe alimentarse a la población con alimentos sanos e inocuos y que, a la vez, el ambiente no sea contaminado con el mal uso de los agroquímicos.
Actualmente existe un criterio de que todo lo que se produzca de alimentos debe ser bajo una Responsabilidad Profesional e Institucional en el manejo fitosanitario, que permita que todos los involucrados en el uso y en el manejo de estos productos sean conscientes y responsables de lo que hacen, procurando producir alimentos sanos e inocuos, cuidando el ambiente.
Hoy todos los que realizan aplicaciones de agroquímicos deben tener el máximo de los cuidados, desde el momento mismo de la preparación de los caldos de aplicación. Y, por supuesto, trabajar profesionalmente al momento de realizar la distribución de lo preparado sobre un campo o sobre un área donde se quiere controlar una plaga y/o enfermedad.
Todos entienden que las aplicaciones de agroquímicos son importantes para lograr que un cultivo prospere sin problemas de malezas, sin enfermedades o sin plagas insectiles que se puedan presentar. Pero no deben perder nunca de vista que los agroquímicos no resultan inocuos para la salud humana ni para el ambiente; tienen diferentes grados de toxicidad.
Siempre al aplicar se deben tener en cuenta las dosis a utilizar, las condiciones climáticas, el tipo de producto, el modo de aplicación y del tipo y grado de exposición. Por lo tanto, su uso responsable es indispensable para prevenir daños derivados de su mal uso que puedan afectar al ambiente o causar trastornos a quienes consumen lo que se produce.