Víctor F. Lupo
Ex subsecretario de Deportes de la Nación
Autor de varios libros sobre el Papa Francisco y el Deporte
Un acontecimiento histórico está ocurriendo en Argentina. Los curas villeros están llevando adelante una gesta admirable: la peregrinación nacional “Ni un pibe menos por la droga”. Comenzó el 7 de agosto pasado en el Santuario de San Cayetano en la ciudad de Buenos Aires y llegará el 13 de marzo de 2023 a la Basílica de Luján para festejar los 15 años de los Hogares de Cristo y el décimo Aniversario del Pontificado de Francisco. El 4 de septiembre, una multitud de jóvenes que luchan por salir de las adicciones acompañados de sacerdotes y laicos que atienden estos Hogares en casi 200 lugares de todo el país, colmó el mítico estadio Luna Park. Días después de celebrar misa en Luján, la procesión continuó su marcha por la provincia de Buenos Aires, Entre Ríos, Santa Fé, Chaco, Misiones, Formosa y Salta. Una muestra cabal de un pueblo que se pone de pie, los escolta y está gritando ¡Basta de drogas!
El próximo viernes 11 de noviembre en San Miguel de Tucumán, Cuna de la Independencia nacional, estaremos requiriendo a los gobernadores o sus representantes de las veinticuatro provincias que firmen un acta-acuerdo con la consigna: “Ni un pibe menos por la droga”. Porque en un momento de grandes definiciones no se puede mirar hacia el costado. Toda la dirigencia de la sociedad tiene la obligación de brindar respuestas al pueblo. Miles de compatriotas lo están reclamando en una peregrinación sin parangón. El flagelo de las adicciones está dejando sin futuro a esta Nación. De nada sirve invisibilizar la realidad. La cruzada tiene el apoyo de la comunidad tal como se vio en los lugares ya recorridos. Del pueblo llano, veteranos de Malvinas, dirigentes de clubes de barrio – verdaderos héroes en tiempos de pandemia –, y las organizaciones como movimientos sociales y sindicales. En cada rincón de la patria se vivió una fiesta popular. Un estallido de fe y esperanza para un pueblo que se niega a no tener un día de mañana venturoso.
Lo venimos señalando desde hace años: es necesario que en todos los barrios de nuestro país los chicos cuenten con las Tres “C”: club, colegio y capilla; comprendiendo que, de no modificarse esta realidad, el futuro de varias generaciones de pibes humildes de nuestro país estarán atravesadas por otras Tres C: calle, cárcel y cementerio. Es necesario debatir el futuro de la Nación. Al flagelo de las drogas se sumaron últimamente las apuestas deportivas. Hace años, los Curas Villeros señalaron el grave problema que tendría nuestro pueblo cuando el Estado permitiera que haya “un casino en la casa de cada argentino”. Son los sectores populares los más perjudicados por el afán desmesurado de ganancias.
La Pastoral villera entiende que cada pibe es esencial en el futuro de la Argentina. Que es esencial cuidar la vida. Que nadie se salva solo. Los Hogares de Cristo son una respuesta para los niños más marginados del país, pero la decisión es política. Porque hay miles de jóvenes rotos atravesados por las adicciones y son esclavos de los mercaderes. Como señaló nuestro Papa Francisco, siendo Arzobispo de Buenos Aires en la Villa 21, en marzo del 2008 cuando junto al Padre “Pepe” Di Paola, inauguraba el primer Hogar de Cristo: “Que no usen a nuestros jóvenes como carne de cañón, porque son hijos de su pueblo. Pedimos por los esclavos sometidos que no caben en el sistema y son material de descarte. Como argentinos, no seamos hipócritas: la Asamblea de 1813 no abolió la esclavitud”.
El próximo 11 de noviembre, en San Miguel de Tucumán, la política tendrá la oportunidad de brindar su apoyo explícito para la liberación del pueblo argentino del flagelo de las drogas.