¿Quién lo mató? ¿Cómo lo asesinaron? ¿Por qué lo ultimaron? ¿Para quiénes serán los U$S 60.000 que aparecieron en medio de la investigación? Esas serán las cuatro preguntas que comenzarán a responderse cuando mañana comience el juicio por el crimen del padre Oscar Juárez, en uno de los hechos más graves de los últimos tiempos. O mejor dicho, en la historia reciente no se conoce que en un debate oral se ventile el asesinado de un sacerdote en, nada menos, que en la casa parroquial.

El 15 de julio de 2020, la mujer encargada de realizar la limpieza, ingresó a la casa donde vivía el sacerdote y lo encontró sin vida. Lo habían asesinado de varias puñaladas. El homicidio conmocionó a los tucumanos. Los fieles de San Martín de Porres y de toda la provincia, se movilizaron para exigir Justicia.

Crimen del cura Juárez: El tribunal deberá definir quién se quedará con los U$S 60.000

La ex fiscala Adriana Giannoni, junto al personal de Homicidios, dirigido por Diego Bernachi y Jorge Dib, armaron un rompecabezas y se jugaron todo dos días después: detuvieron a Jorge Leonardo Herrera, hijo de Norma Lelia Vélardez, contadora pública nacional que se desempeñaba como secretaria parroquial en Porres. “La verdad es que no teníamos mucho. Después de esa aprehensión nos esperaba el cielo o el infierno. Así de simple”, explicó un funcionario policial.

EL ACUSADO. Jorge Herrera

Las evidencias

La pesquisa llegó a Herrera por dos razones. Las versiones de varios feligreses que daban cuenta que el joven se había apoderado ilegalmente de una importante suma de dinero del padre y las imágenes registradas por las cámaras de seguridad que daban cuenta que el sospechoso había ingresado a la parroquia antes de que llegara el sacerdote. Fueron dos meros indicios, pero como nadie decía no a cualquier pedido para esclarecer el hecho, lograron que se le dicte la detención. Con eso ganaron tiempo.

El día que arrestaron al acusado, los investigadores secuestraron un pantalón manchado y un par de zapatillas. En la prenda y en el calzado encontraron restos de sangre que, a través de un estudio genético, se comprobó que pertenecía al sacerdote. Además, otro perito confirmó que las huellas que habían quedado en la escena del crimen pertenecían al acusado. El destino también estuvo del lado de los pesquisas.

Con las cámaras de seguridad, se determinó que Herrera había transitado por la vera del canal Sur, minutos después de que Juárez fuera asesinado. Durante varios días, la Policía realizó rastrillajes por el lugar buscando el arma asesina.

Al enterarse de lo que estaba pasando, una vecina de la zona entregó un cuchillo con una vaina que dijo haberle comprado a un adicto en situación de calle. Los uniformados ubicaron al joven y confirmaron la versión de la mujer que lo había utilizado para cocinar un guiso. Luego de que un allegado del cura confirmara que él le había regalado ese elemento, se hizo una pericia genética que confirmó que la sangre hallada en la vaina era del sacerdote.

El móvil

Giannoni ya había reunido numerosas evidencias en contra de Herrera, pero le quedaba establecer cuál había sido el móvil. Por los testimonios que aparecen en el expediente, Herrera se había apoderado de una importante suma de dólares que Juárez le había entregado a su madre para que lo guardara. El párroco le pidió que le devolviera el dinero o lo denunciaría.

El joven, según la teoría, le habría devuelto una parte y al ser presionado por el sacerdote para que le entregara todo, habría decidido acabar con su vida. Por ese motivo, lo acusó de homicidio agravado con alevosía, ensañamiento y criminis causae. El estudiante universitario fue enviado al penal de Villa Urquiza y, pese a que se cumplió el plazo de permanecer más de dos años con prisión preventiva, nunca recuperó la libertad. Si salió de la cárcel hace poco más de una semana. Lo trasladaron al Centro de Salud para que fuera operado de apéndice. Se recuperó y mañana estará sentado en el banquillo de los acusados.

Dos años después de haberse retirado, la ex fiscala Giannoni aún recuerda a la perfección cuáles serán las pruebas claves que se ventilarán en el debate oral.

- Cámaras de seguridad privadas: “puerta por puerta se fueron recabadas esas imágenes que sirvieron para probar el ingreso y egreso de Herrera a la parroquia en el rango horario que se cometió el crimen”.

- Cámaras de seguridad públicas: “logramos determinar el recorrido que realizó el autor del hecho hasta el lugar donde se despojó del arma homicida que luego fue recuperada”.

- Muestras genéticas: “se encontró ADN del padre Juárez en el pantalón, la zapatilla, el cuchillo y la vaina del mismo”.

- Testimonios: “fueron varias las personas que aportaron datos para confirmar la postura de la fiscalía”.

“Todo lo recolectado son evidencias que adquieren calidad de prueba luego de ser analizadas en el debate oral. Pero será el tribunal el que deberá resolver si son suficientes para que sea declarado culpable”, añadió la ex investigadora.

“Quiero resaltar que los resultados obtenidos fue el fruto de un gran trabajo en equipo desarrollado por todos y cada uno los integrantes de la fiscalía, el ECIF y Homicidios. Sin ese trabajo en conjunto no hubiera sido posible culminar con la investigación”, finalizó Giannoni.

LA VÍCTIMA. El padre Oscar Juárez fue asesinado a puñaladas.

Posturas

A partir de mañana, el tribunal integrado por Gustavo Aldo Romagnoli, Fabián Fradejas y Luis Morales Lezica comenzarán a escuchar los testimonios de al menos 40 personas, entre ellos, el del arzobispo Carlos Sánchez, analizar los resultados de numerosas pericias y las pretensiones de las partes.

“Somos muy optimistas con el resultado que se puede conseguir en este juicio”, aseguró Juan Andrés Robles, “Compartimos la teoría de la fiscalía y consideramos que no sólo hay pruebas importantes, sino que fueron las que debían haberse producido y se las hizo en forma y en tiempo”, explicó.

Robles será el querellante de los hermanos del sacerdote, ya que no pudo hacerlo en representación del Arzobispado ni como amicus curiae. “Deberían haberlo aceptado porque la Iglesia está directamente relacionada con el crimen, ya que la víctima fue un sacerdote y el homicidio se registró en una casa parroquial”, explicó. “Ahora el objetivo es que en el debate surja la verdad de lo ocurrido”, añadió.

“También pretendemos que se sepa la verdad”, resumió Manuel Pedernera, defensor de Herrera. “Se habla de un supuesto robo de dinero, que nunca fue denunciado y que en realidad, los dólares lo tenía el hermano de la víctima”, destacó.

¿Cuál sería entonces el móvil? “No lo sabemos y esperemos que en el debate surja. ¿La línea sentimental? Hasta lo que sé mi defendido tiene preferencias por las mujeres y su madre no tuvo ninguna relación con el sacerdote”, finalizó.

Recuerdos

“No recibimos ningún tipo de presión de la iglesia”, señaló giannoni

Adriana Giannoni.

“Esta causa se desarrolló al final de mi labor judicial, con el bagaje sobre mis hombros de muchos años de aprendizaje, errores, aciertos que construyeron la experiencia que solo dan los años y los casos investigados”, se apuró en aclarar la ex fiscala Adriana Giannoni. La ex investigadora expresó: “Si bien fue un caso muy mediatizado por  las numerosas  aristas del hecho, fue uno entre los  numerosos y no menos importantes  hechos que me tocó dirigir a lo largo de mi función”. Giannoni desmintió que en algún momento haya sido presionada por la Iglesia. 

“El Arzobispado prestó toda la colaboración requerida a través de su representante Juan Andrés Robles, quien acompañó a la familia del sacerdote Juárez desde el inicio de la causa. Sólo recibí respeto por la investigación”, añadió.  La ex fiscala también explicó por qué no permitió a la Iglesia ser parte de la causa: “en ese momento no estaba prevista la figura del amicus curiae. Pero el carácter de querellante fue otorgado a los hermanos del sacerdote Juárez, conforme la normativa procesal vigente en ese momento”, finalizó la ex investigadora.