Técnicos del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y del Instituto Nacional de Semillas (Inase) están llevando adelante desde hace más de 15 años una red de ensayos de evaluación variedades del cultivo para las distintas regiones productivas del país.

Gabriela Valdez Naval, investigadora del INTA Salta y referente de la Red de trigo de la región NOA, indicó que el mapa de regiones trigueras se planifica en función de variables de suelos, clima y posición geográfica, entre otras variables. Esto quiere decir que se dispone de información sobre materiales adaptados a las distintas regiones productivas.

En el caso particular del NOA, el INTA Salta lleva adelante una Red que evalúa los materiales comerciales disponibles. Este año tiene 47 cultivares en evaluación. Hay materiales de INTA Salta, de Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc), de Asociaciones Cooperativas y de semilleros.

“En esta época del año el cultivo está en estado de floración y con un muy buen desarrollo vegetativo; son materiales sembrados el 21 de junio. Consideramos que están en un momento adecuado como para que el productor de trigo pueda evaluar y decidir qué materiales sembrar”, dijo.

Añadió que los cultivares tienen distintos ciclos: corto, intermedio y largo. Son materiales que los semilleros desarrollan y que están disponibles comercialmente, pero deben ser evaluados en cada región productiva para determinar su comportamiento y rendimiento. “Los criterios que usamos para evaluar tienen que ver con el ciclo, el desarrollo del cultivo en altura, los componentes del rendimiento -los números de plantas por metro lineal-, la cantidad de espigas, el peso del grano y el peso de 1.000 semillas”, indicó.

Este año se agregó la evaluación de la calidad del material ya que desde INTA Salta buscan alcanzar máximos potenciales, lo cual implica ajustar el riego y hacer una fertilización teniendo en cuenta la disponibilidad de nutrientes en el suelo.

A su vez, para llevar a cabo los ensayos de evaluación de esta Red se incorporaron herramientas de agricultura de precisión.

“Mediante imágenes obtenidas con el dron estamos estudiando el fenotipado del trigo. Es decir, cada 15 días se recorren los materiales para ver su estado fenológico y, simultáneamente, se hace un vuelo con el dron para establecer el fenotipado con esas imágenes. Con el dron, también podemos determinar la eficiencia del riego y ver si el rendimiento tiene relación con la humedad del cultivo”, finalizó Valdez Naval.