La primavera se podría decir que es la estación del año más esperada. Después de los días nublados, fríos y lluviosos de invierno, trae consigo jornadas más cálidas y luminosas que llenan de energía y permiten realizar distintos tipos de actividades al aire libre. Pero, como se sabe, para muchos está época es una amenaza porque aparecen las temidas alergias.
De acuerdo a la World Allergy Organization (WAO), entre el 30% y el 40% de la población mundial sufre algún tipo de alergia. Y se espera que ese porcentaje crezca en las próximas décadas. LA GACETA consultó con especialistas para conocer los distintos tipos y cuáles son los tratamientos que existen.
“La alergia no es una enfermedad en sí misma, sino una condición de algunas personas en las que su sistema inmunológico, se “confunde” y reacciona en forma exagerada ante el contacto con diferentes sustancias, condicionando la presencia de síntomas”, explicó Silvina Heluani, médica especialista en alergia, asma e inmunología.
Esas sustancias, llamadas alérgenos o antígenos, son -agregó- proteínas de alto peso molecular que forman parte de la estructura de los ácaros, pólenes, hongos de la humedad, polvillo, entre otros. Estos al contactarse con las mucosas de la vía área (nariz y bronquios) producen rinitis, asma y en los ojos conjuntivitis.
“Otros alérgenos pueden ser medicamentos y alimentos, los cuales generan otras manifestaciones alérgicas en el sistema gastrointestinal o en la piel, como por ejemplo la urticaria”, indicó.
Pero, ¿de qué depende que una persona sea alérgica? Heluani señaló que la predisposición genética (hijos de padres alérgicos son más propensos) es uno de los factores, pero no es determinante. “También influyen el ambiente donde vivimos, la contaminación ambiental, nuestro estilo de vida, alimentación, la microbiota (flora intestinal) o la exposición a diferentes alérgenos”, puntualizó.
Los síntomas
A su turno, Gabriela Rosenber, también especialista en alergia, asma e inmunología, expresó que las alergias presentan características que permiten reconocerlas fácilmente. “La picazón es una de ellas. Este síntoma, aunque no es exclusivo de las mismas, está presente en las rinoconjuntivitis y enfermedades alérgicas de la piel como urticarias y dermatitis de contacto y atópica, entre otras manifestaciones”, sostuvo.
La especialista señaló, además, que la manifestación de los síntomas ante determinadas circunstancias tales como cambio de tiempo, presencia de polvo, contacto con sustancias (consumo de alimentos o fármacos) orientan sobre la base atópica.
“En el caso de las rinitis alérgicas, los estornudos en salva, el prurito nasal y la secreción transparente son signos frecuentes. La presencia de otras patologías alérgicas anteriores o concomitantes también orientan al diagnóstico”, aclaró.
En esa línea, aconsejó prestar especial atención a la alteración de la calidad de vida de pacientes riníticos severos y a la posibilidad en los pacientes asmáticos de empezar con las rinitis y posteriormente desarrollar crisis asmáticas.
¿Es posible prevenirlas?
Ambas profesionales coincidieron en que el diagnóstico es el primer paso, el más importante, para poder prevenir la aparición o agravamiento de los síntomas.
“Si tenemos congestión y prurito nasal, o me sale ‘aguita de la nariz’, estornudos, agitación, tos, entre otros, debemos concurrir a un médico alergista que haga un diagnóstico específico y determine exactamente los alergenos responsables para que podamos evitarlos y prevenir. Por otro lado, el profesional indicará el tratamiento específico, es muy importante no automedicarse con gotas nasales, entre otros”, recomendó Heluani.
En tanto, Rosenber profundizó sobre las estrategias que se siguen una vez arribado el diagnóstico. “Lo ideal es evitar el alérgeno siempre y cuando sea posible. No obstante, debido a que no siempre lo es, la mejor opción es el uso de inmunoterapia más conocida como uso de vacunas para la alergia", señaló.
También manifestó que las estrategias para evitar el contacto con el alérgeno depende del tipo y de la intensidad de los síntomas en relación con el momento del día y también en qué espacios se presenta (dentro o fuera del domicilio).
“En el primer caso, ventilar los espacios, combatir la humedad, evitar la limpieza con sustancias irritantes, usar fundas para colchones y almohadas, evitar la acumulación del polvo y los filtros pueden ser útiles para disminuir o evitar las manifestaciones. En el segundo, reducir el tiempo de actividades al aire libre, mantener cerradas las ventanas y no exponerse en las horas de máxima polinización representan medidas a considerar”, subrayó.
Rinitis alérgica en niños, cada vez más frecuentes
La rinitis alérgica es una enfermedad muy común en adultos y en niños. De acuerdo a estudios realizados en los últimos años, dos y tres de cada 10 menores la padecen.
La médica pediatra y especialista en alergias, Melisa Sabeh, la definió como un trastorno sintomático de la nariz con inflamación de la mucosa nasal e inducida por la exposición a alérgenos. “Los síntomas que la caracterizan son: estornudo, prurito, secreción serosa y bloqueo nasal”, enumeró.
“En los niños es la enfermedad crónica más frecuente, aunque muchas veces está infradiagnosticada e infratratada.
Aproximadamente el 21% de los niños y el 33% de los adolescentes de nuestro país manifiestan síntomas de rinitis y su prevalencia se encuentra en aumento”.
Por esto, la experta remarcó la necesidad de que los pacientes acudan a los médicos para que puedan tener un diagnóstico correcto y así identificar el o los desencadenantes del cuadro. “Esta enfermedad afecta enormemente la calidad de vida y puede asociarse a otras patologías como sinusitis, asma, otitis media, infección respiratoria recidivante, somnolencia, y trastornos de la atención”, expresó.
Existen dos tipos de tratamientos: el no farmacológico que consiste en la evitación del alérgeno y el control medioambiental y el tratamiento farmacológico. “Con respecto a este último, existen diversas opciones farmacológicas, cuya elección, dependerá de la edad del paciente, gravedad de la enfermedad y de las características particulares de cada niño; todo esto será evaluado e indicado por el médico alergista”.
“También existe un tratamiento inmunológico, que es la “Inmunoterapia alérgeno específica” (vacunas que pueden ser inyectables u orales). Esta terapia es la que puede modificar la historia natural de la enfermedad alérgica, disminuir los síntomas y así el uso de medicación de rescate, mejorando la calidad de vida y puede prevenir la aparición de nuevas alergias. La inmunoterapia debe ser considerada, indicada, implementada y controlada por el médico alergista, ya que es diferente para cada paciente”, completó.
Por último, Sabeh destacó la necesidad de que los padres y los niños estén preparados para reconocer los desencadenantes específicos, sean alérgenos o irritantes, para conseguir controlar la exposición a los mismos. “Uno de los factores más importante en el control ambiental es evitar el humo del cigarrillo que libera gran cantidad de sustancias químicas que ejercen un efecto perjudicial en la vía respiratoria, y los niños son los principales fumadores pasivos, con las consecuencias que ello ocasiona; también se debe controlar la exposición alta a pólenes, ácaros y a otros irritantes ambientales”.
“La lactancia materna exclusiva es también fundamental ya que reduce significativamente el riesgo de desarrollar enfermedades alérgicas”, finalizó.