La Fiesta Provincial de Teatro consagró ayer a los dos elencos independientes provinciales que llevarán la bandera local en eventos nacionales. Lucía Véliz, Diego Palavecino y Andrés D’Andrea eligieron como ganadoras del certamen a la murga de estilo uruguayo “Dudas no está mal - Reflexiones caninas”, del grupo Pa’ Ladrar Fino; y a “Jardín florido”, de Modelo Rojo Teatro.

“Este jurade consideró los siguientes criterios para esta selección: construcción dramatúrgica; actuaciones, estéticas y poéticas territoriales; transversalidad con perspectivas de género; los cruces generacionales como así también la visibilización de las propuestas disidentes y de otras posibilidades de construcciones identitarias”, se señaló en el acta.

Aparte de estos principios, y en la búsqueda de encontrar un hilo conductor en la decisión de un grupo de evaluadores de un hecho artístico -tarea siempre incómoda y más cuando se da entre pares- se puede agregar la importancia de hablar de lo local como factor de peso. En las obras vencedoras, eso sirve tanto para el pasado como para el presente.

CLIMA ASFIXIANTE. Alejandra Páez Salas y Martín Lombardelli protagonizan “Jardín florido”, de Carlos Correa.

En el caso de “Jardín florido”, la referencia a la tucumanidad está dada desde su propio título, aunque el texto en sí no se centró en lo provincial. A partir de una poética reforzada por el espacio asfixiante de la puesta en escena (el sótano de la Sociedad Francesa), Carlos Correa logra darle a su texto el pulso y la tensión oprobiosa de los tiempos de la dictadura militar, con el uso de elementos de la época, supuestamente inocentes: un manual de jardinería, un artículo sobre prótesis ortopédicas, publicidades, letras de canciones, recetas de cocina y leyendas urbanas.

Así revisita un ayer que sigue signando al hoy desde lo más banal y cotidiano para hablar de las profundidades del mal, sostenido por las actuaciones precisas de Alejandra Páez Salas y Martin Lombardelli. Los jueces elogiaron la dramaturgia y dirección de Correa y la labor de Páez Salas.

En el caso de “Dudar no está mal...”, es lo más actual y local lo destacado. El estilo de la murga uruguaya apela al humor para develar el manejo del poder, criticar conductas sociales, mostrar lo repudiable e ironizar sobre todo, desde una mirada en torno a cosas comunes y diarias. Ese estilo se sostiene desde la estética y las canciones, con una cuerda de voces y de percusión que responde a un estilo muy definido.

Pa’ Ladrar Fino eligió retratar para su obra un día cualquiera en la capital, con los avatares más habituales, y lo hace con el brillo que el género exige. Se lo garantiza un montevideano que ofició de preparador del grupo, Jesús Fernández, de frecuente visita a la provincia (de hecho, estuvo durante la Fiesta y dictó cursos) y la tucumana Lucia Dz González, ambos también destacados por el jurado por la puesta en escena y los arreglos musicales.

Una vez más, se designaron cuatro obras como reemplazantes, que además pasan a integrar las listas para circuitos y encuentros regionales, sin orden de mérito. “Herejía. manual para una obra de (no) teatro”, del grupo Herejes, que trabaja a partir de las disidencias y los cuerpos que no entran en los cánones normativos (su directora, Tatiana Lujan Valdez, fue considerada revelación); “Golondrinas, el desarraigo de un deseo”, sobre un obrero rural itinerante que se transforma en héroe momentáneo sin poder torcer su destino (el director, Carlos Brahin Carrillo, también fue distinguido como revelación; y su protagonista, Fabio Velásquez, en actuación); “Estafadas por la historia”, del grupo Hartas, con su enfoque feminista sobre las mujeres olvidadas que fueron protagonista de la Independencia nacional; y “Hasta el fin de los días”, escrita y dirigida por Rafael Nofal, por la cual Araceli García Alzogaray fue reconocida como revelación y su padre, Jorge García, se llevó una distinción especial a la trayectoria. Los jueces destacaron además a Franco Ochi Ramacciotti como revelación actoral por “Sueños chiquitos”.