El productor de granos del NOA y de la provincia se encuentra en el arduo trabajo de comenzar a trillar o en plena cosecha de los lotes de cultivos invernales que sembró durante el otoño, con resultados hasta ahora muy irregulares. Esto se debe, principalmente, a las escasas precipitaciones que se dieron antes y durante el desarrollo de sus cultivos.

Esta situación no se da solo en esta región de la Argentina, sino también en otras zonas productoras de trigo, como la misma región núcleo. Allí, la falta de agua viene afectando los cultivos que aún se están desarrollando, cuyo crecimiento se complica.

Muchas estimaciones destacan que la caída de producción triguera del país será muy importante; y preocupa mucho que es lo que hará el Gobierno nacional al respecto.

Seguramente actuará sobre las exportaciones del cereal para cumplir con el consumo interno, destacan muchos especialistas. Y seguramente esta situación haga que solo el productor sea el culpable, y no el comportamiento del clima que afectó el trigo y otros invernales, señala otro experto.

Lo cierto es que, a pesar de esto, el productor -por lo menos el del NOA- espera que las lluvias aparezcan y que vayan llenando los perfiles del suelo con humedad -hoy inexistente-, para, de ese modo, decidir como afrontará una nueva campaña gruesa.

El productor de granos debe evaluar diversos parámetros al decidir una nueva campaña. Sobre todo, conocer la situación de los lotes que serán utilizados para la próxima siembra de grano. Y otro aspecto fundamental, antes de que las lluvias aparezcan, es conocer cómo se viene comportando el lote, respecto de las malezas y de la fertilidad.

Lo primero es que el lote vaya tomando las lluvias que pudieran darse, para que a medida de que esto vaya sucediendo pueda pensar con mayor tranquilidad los pasos a seguir.

Resulta fundamental conocer la historia, cómo fue su comportamiento durante la pasada campaña gruesa y cómo pasó el invierno, en cuanto a la aparición de nuevas malezas -en especial, aquellas que están generando graves problemas, como las resistentes y/o tolerantes- y al balance nutricional del lote.

Sobre este último punto resulta importante señalar que si se tienen dudas acerca del estado actual del lote, el productor debe realizar el correspondiente análisis de suelo, para conocer las necesidades nutricionales de este, y a sus condiciones físicas.

En el caso del comportamiento histórico de la evolución de malezas, el productor sabe que cada campaña se da un avance de nuevos biotipos, que varían de acuerdo a la especie y a su capacidad de dispersión, ya sea natural o de manera artificial, por la maquinaria. Sin dudas, la expansión también dependerá del nivel de adopción de nuevas prácticas de manejo, tanto preventivas como reactivas.

Según estudios técnicos realizados en diferentes campañas, una problemática estuvo dada por la gran capacidad de algunas especies perennes de desarrollo temprano para crecer durante el otoño.

En general, en la medida en que se demoran las fechas de siembra, todas las especies van creciendo en tamaño y generando cada vez más dificultad para su control. Idealmente se debe tratar de evitar llegar a esas instancias; principalmente, mediante estrategias de barbechos largos o intermedios, o también con cultivos de invierno.

Numerosas malezas generan problemas en los cultivos de granos -tanto estivales como invernales-; con la presión de biotipos de gramíneas, sumadas a las malezas de hoja ancha resistentes, que van creciendo en el territorio provincial y en diferentes zonas productoras de granos de la región y del país.

A raíz de ello, de manera permanente los técnicos y las instituciones de investigación recomiendan que se evite su diseminación y que se tenga la mejor manera de controlarlas. Para ello, la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc) y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) tienen los técnicos y las herramientas para hallar estas soluciones.

Lo principal es focalizarse en tratar de mantener los campos libres de estas malezas, mediante acciones como la prevención de la infestación y la diversificación. Y no se habla solo de diversificar rotando cultivos, sino también de diversificar manejos, tanto químicos como culturales dentro de cada lote.

El éxito y la sustentabilidad económica del manejo de malezas están dados por la eficiencia en el uso de la estrategia elegida.

Debido a ello hoy los productores están evaluando cómo terminar esta magra campaña fina y cómo encarar la gruesa -que si no llueve como debe ser podría complicarse mucho-.

El hombre de campo solo espera que el clima ayude y que las lluvias aparezcan en tiempo y forma para usar de manera eficiente las diversas alternativas de manejo que existen para arrancar con el pie derecho la nueva campaña gruesa.