“Noelia Sosa era una mina alegre, divertida, una chica hermosa que se vestía lindo hasta que empezó con esta relación y comenzó a cambiar”, empezó a contar con la voz visiblemente afectada Jaquelin Díaz. Su compañera Romina Agüero, quien escuchaba, se quebró en un llanto desconsolado al revivir esos momentos. Las tres jóvenes llevaban cuatro años trabajando juntas en una estación de servicios de Trancas. La decisión de Sosa de quitarse la vida luego de que no le tomaran una denuncia por violencia de género le partió el alma a sus amigas. Noelia fue muy querida en su lugar de trabajo. “Jamás me imaginé este final, nunca, nunca”, continuó la joven.
“Ella nos contaba que andaba mal con su pareja, que discutían mucho porque ella se enteraba de que él la engañaba, pero aún así lo perdonaba. Nos decía que peleaban y que él la insultaba. Dejó de ser la misma, salía de trabajar y se desaparecía, bajó mucho de peso. Le daban ataques de ansiedad: de repente lloraba sin parar y temblaba”, detalló Díaz, quien le decía que fuera a ver un médico y que intentara terminar esa relación.
“Había veces que volvía con moretones. Me decía que habían peleado. Yo me enojaba con eso, le decía que no podía permitir eso. Al final me dejó de contar”, dijo Romina.
“La semana pasada él la trajo al trabajo. La camioneta paró al frente de la ruta, pero ella no bajaba. Nosotras dos vimos eso. Pasaron más de 10 minutos y la camioneta arrancó, ella no entró a trabajar”, señaló Díaz. “Le escribí y me dijo que estaba mal, que habían peleado con Sebastián y que se habían pegado. ‘Me levantó la mano’, me confesó. Me contó que Sebastián la llevó a la casa de él y que no la dejaba irse. Mencionó que casi chocan en la ruta ese día”, agregó. La joven le escribió más tarde diciéndole que abriera los ojos, que no estaba bien lo que estaba viviendo y que pensara en sus hijos. Noelia contestó que se iría a Córdoba.
“A los dos días él la pasó a buscar del trabajo. La reprendí, le dije: Noelia, alejate, hacé caso y no volvás. Nos enojamos mutuamente ese día. Todas nosotras le hablábamos, todas la puteamos, se lo quisimos hacer ver de alguna manera pero nunca nos escuchó”, recordó la playera.
Díaz indicó que el viernes fue e último día que Sosa trabajó. “No vimos nada que nos hiciera pensar que podía tomar esta decisión. Ella amaba tanto a sus hijos que esto nos parecía impensado”.
Pablo Arrieta y Karina Flores, quienes se encargan del bar de la estación, contaron que la vieron llorar varias veces en el último tiempo. “Tenía muy buena relación con nosotros la “Flaca’. Cuando yo la veía mal trataba de levantarle el ánimo. Tenía potencial, laburaba bien; yo incluso quería hablar con el dueño de la estación para que ella que pasara a trabajar con Karina en el bar, pero al final ella prefirió la playa”, explicó el hombre. “Ella andaba bajoneada, pero nos impactó mucho cómo se dio este final y encima en el Día de la Madre”, concluyó.