Uno de los mayores déficits de Tucumán es la falta de obras de infraestructura que acompañen los desarrollos urbanos, públicos y privados, el crecimiento demográfico y los avances de la industria y del campo. Esta carencia se agudiza en el Área Metropolitana, con seis municipios, una decena de comunas y varios asentamientos sin jurisdicciones claras, y que concentra al 70% de la población de la provincia.

Entre estas obras adeudadas se encuentran las mejoras y ampliación de la red vial, hoy insuficiente y colapsada en distintos sectores, la recuperación de la red ferroviaria urbana, interurbana y nacional, la extensión y reparación del servicio de agua potable y cloacas, el déficit habitacional y la restauración de la cuenca del río Salí y sus márgenes, sobre todo en su recorrido por el Área Metropolitana. Vamos a detenernos en este último punto, ya que se trata de un proyecto urbanístico, hídrico y ambiental estratégico para los tucumanos.

Algunos proyectos e investigaciones datan de la década del 50, como el “Estudio del plan regulador del municipio de San Miguel de Tucumán 1956-1986”, elaborado por el municipio de la capital, a cargo del arquitecto Cino Calcaprima. A partir de allí se fueron sucediendo numerosos estudios y publicaciones que planteaban la necesidad de devolverle a la ciudad su mirada al principal río de la provincia, donde desemboca el 80% de los ríos del territorio. Se hablaba sobre la urgente necesidad de organizar el desarrollo urbano en sus márgenes, la mayoría asentamientos precarios, desordenados y riesgosos, y carentes de servicios básicos y accesos de circulación en condiciones.

En 2013, un estudio de la Universidad Nacional del Nordeste, titulado “El paisaje como infraestructura: el río Salí en el sistema metropolitano de Tucumán (Simet)”, advertía lo siguiente: “El río Salí quedó inmerso en medio de una construcción de suelo urbano difusa y dispersa, sin lineamientos claros de actuación. Esta situación produjo graves condiciones de deterioro en su curso, por vertidos contaminantes en su cauce (de origen industrial y líquidos cloacales sin tratamiento) y disposición de residuos sólidos urbanos. Además, se suman la presencia de asentamientos irregulares en sus bordes con grandes déficits de infraestructura básica (cloacas, gas, agua potable) y la intensiva extracción de áridos”.

El último proyecto de envergadura fue realizado por la Universidad Nacional de La Plata, en 2014, y tomó forma poco después bajo el nombre “Plan Estratégico para Tucumán - SMT 2016, para la recuperación y desarrollo de la costanera del Río Salí”. Se trata de un proyecto que incluye un parque de 18 km de extensión a lo largo del margen oeste del río, sobre la ciudad de Tucumán. Otro Masterplan complementario, concluido y presupuestado, que iba a financiarse con fondos nacionales, provinciales y municipales, hacía lo propio con el margen este, que incluye a Banda del Río Salí, Las Talitas y Alderetes.

Estos proyectos, como sus anteriores, proponían la parquización de los márgenes, mediante forestación, el ordenamiento territorial, la recuperación del cauce, el saneamiento de las aguas y el desarrollo recreativo, comercial, gastronómico y deportivo. Siguen pasando los años y no vemos que este importantísimo proyecto social, ambiental y urbano figure en la agenda de los gobiernos. Aquí aparece otro problema citado en casi todos los estudios, el conflicto jurisdiccional entre Nación, Provincia y municipios en la responsabilidad del río y su entorno. Consideramos urgente y primordial una mesa de diálogo entre las distintas administraciones para dar curso a un plan que podría desarrollar el Área Metropolitana como pocas veces antes se vivió.