La toma de decisiones es una de las destrezas para la que se prepara al jugador de rugby durante su etapa formativa. Se trata de desarrollar la capacidad de “leer” cada situación del juego para tomar la decisión más acertada. Sin embargo, hay una decisión para la que nadie se entrena: la del retiro. Esa es una procesión que cada quien lleva por dentro y que debe cargar como puede. Para algunos, el temor al vacío después de sacarse la ropa de jugador lleva a que la cuestión se dilate mientras el cuerpo lo soporte; otros en cambio lo ven como un ciclo natural que se cumple y que detrás de esa puerta que se cierra, se abren otras.
En el caso de Lucas Escobedo, que jugó su último partido con la Primera de Natación este sábado, la decisión venía madurando desde hace tiempo. “Físicamente me siento muy bien. De hecho, me invitaron a jugar seven, y quizás lo haga como un bonus track antes del retiro definitivo. Pasa que a esta altura ya tengo otras prioridades, como mi hijita Clara, que tiene un año. Además, cada vez cuesta más recuperarse de los golpes y estar físicamente a la par de los más jóvenes. Hay camadas nuevas que vienen subiendo y hay que darles lugar para que ellos también tengan la oportunidad de vivir todo lo bueno y lo malo que se vive como jugador de Primera en un club de rugby”. La verdad, me voy como quiero”, sintetizó el wing, quien le puso punto final a su foja en el triunfo contra CRAI, por el Torneo del Interior. Fiel a su historia de definidor nato, se despidió marcado un try y abrazado por todos sus compañeros.
Es difícil hacer de cuenta que se trata de un día como cualquier otro, pero Lucas intentó vivirlo con la mayor naturalidad posible. “A la mañana me fui a trabajar como todos los días. Y después al club para jugar. Fue muy linda la sorpresa que me dieron”, cuenta Escobedo, a quien sus compañeros los recibieron con una remera con los colores del club que rezaba “GRAC14S VILLA”, en referencia al dorsal número 14 que lo identificaba y que sus marcadores se cansaron de ver cuando se escapaba hacia el ingoal. “La tenían puesta también los infantiles y ex jugadores campeones del 95 y 96. Fue muy emotivo. Mis compañeros se re mil portaron. Esta semana la pasé bárbaro, me divertí muchísimo. La última semana de entrenamiento me la hicieron disfrutar a pleno, así que estoy eternamente agradecido con ellos”, resumió “Villa”.
A lo largo de estos 18 años, hay quien asegura que Lucas firmó más de 300 tries. “Eso lo dice Gonzalo Terraf. No sé si es verdad o mentira eso de que se puso a contar todos, pero es lo de menos. Es un mimo muy lindo, que le hace bien a los jugadores que ya somos más grandes”, agradece.
Tal vez no haya certeza oficial de la cifra, pero de que fueron muchos, fueron muchos: en varias temporadas terminó en el primer lugar o en el podio de los mayores anotadores de tries del Regional. Y aunque podría rescatar muchos, se queda con tres que se le vienen a la cabeza en ese momento.
“Uno fue contra Jockey de Rosario en un partido que veníamos perdiendo y lo dimos vuelta sobre el final con una jugada de ingoal a ingoal. La tocamos todos los tres cuartos y la definí yo. Sin dudas es de mis preferidos. El segundo es uno que metí en una final por el Ascenso. Y el tercero es uno contra Los Tarcos, que fue muy valioso para mí porque fue después de que falleció mi viejo. Venía sin meter tries últimamente, así que cuando lo hice, se lo dediqué a él”.