PARIS, Francia.- Las violaciones y las agresiones sexuales por las que cientos de víctimas acusan a las fuerzas rusas en Ucrania constituyen una estrategia militar y una táctica deliberada para deshumanizar a las víctimas, denunció la representante especial de Naciones Unidas sobre Violencia Sexual en Conflictos, Pramila Patten.

“Cuando mujeres y niñas son secuestradas durante días y violadas, cuando empiezan a violar a niños y hombres, cuando escuchamos testimonios de mujeres que hablan de soldados rusos equipados con viagra, se trata de una estrategia militar, una táctica deliberada para deshumanizar a las víctimas”, dijo la funcionaria de la ONU, en una entrevista realizada en París, donde firmó un acuerdo para apoyar a víctimas de agresiones sexuales durante conflictos.

Los primeros casos surgieron “tres días después del inicio de la invasión de Ucrania”, el pasado 24 de febrero, indicó.

La ONU verificó “más de un centenar de casos” de violaciones y agresiones sexuales en Ucrania pero, según la representante, los casos señalados son solo la punta del iceberg. “Es complicado tener estadísticas durante un conflicto activo. “Las cifras nunca reflejan la realidad, ya que la violencia sexual es un crimen silencioso, el menos señalado y el menos condenado”, explicó.

Un informe de septiembre de una comisión de investigación internacional independiente, creada a petición del Consejo de Seguridad, “confirmó crímenes contra la humanidad perpetrados por las fuerzas rusas”, recuerda.

“La edad de las víctimas abarca de los 4 a los 82 años. Hay muchos casos de violencia sexual contra niños, que son violados, torturados y secuestrados”, destacó Patten.

La ONU define que la “violencia sexual relacionada con los conflictos” abarca las violaciones, la esclavitud sexual, la prostitución forzada, los embarazos forzados, la esterilización forzada y cualquier otro acto de grave violencia sexual contra mujeres, hombres o niños que tienen una vinculación directa o indirecta con un conflicto. Una preocupación constante es que el miedo y el estigma cultural convergen para que la inmensa mayoría de los supervivientes de la violencia sexual relacionada con los conflictos no denuncien esa violencia.

Los profesionales sobre el terreno estiman que por cada violación denunciada en relación con un conflicto, hay entre 10 y 20 casos que quedan sin documentar.