“‘Garabato controlado’ es un oxímoron que da sentido a la contradicción permanente que tenemos las personas. Cuando ví esas dos palabras, que para mí no iban juntas, supe que tenía el nombre de mi espectáculo. Gran parte de lo que yo planteo en el escenario plantea esa dualidad, ese choque de ideas tan necesarios y presentes en el humor que me gusta transitar”.

De este modo, Juan Barraza anuncia su propuesta de stand up, que esta noche presentará desde las 22 en el Centro Cultural Virla (25 de Mayo 265), con la participación de sus anfitriones locales, Alberto Fortini y y Juancito Aráoz.

Barraza cumple 15 años sobre los escenarios, y confiesa que siempre se interesó “en cómo nos comunicamos y los pifies en nuestra forma de vincularnos, que muchas veces se traduce en el lenguaje y en el uso de la palabra, que para mí es muy importante; hay temáticas que siempre están presentes en todos mis espectáculos, y esta es una de ellas”.

- ¿La pandemia cambió la temática que desarrollás en tus shows o se mantiene una rutina con agregados de contexto?

- El covid impactó más mi economía que en mi escritura. Nosotros trabajamos de juntar gente en lugares cerrados. Fue lo primero que se cortó y casi lo último que volvió. Por supuesto que escribí sobre eso y este espectáculo nació durante esos meses de pandemia así que está atravesado por todo eso, hay más de un pasaje que aborda lo que fue ese tiempo.

- ¿De qué se ríe el argentino que lo diferencia de otros lados?

- El plus tiene que ver con la picardía o con la viveza criolla. Cuando actué en México o en Colombia noté que la gente era mucho más inocente en algunos puntos; entonces la comedia tiene un tinte un poco más ingenuo. Me parece que un ejemplo de esto es Roberto Moldavsky. Veníamos acostumbrados a que el humor judío fuera más por el lado de la culpa, la madre sobreprotectora sufriendo porque el hijo no le come o no se abriga. Y viene Moldavsky a destapar una faceta mucho más interesante para mí, que es el judío argentino. Nos invoca a reírnos del pillo que te acuesta cuando te das vuelta. En eso creo que nos podemos espejar: en el desapego a las normas y a las actitudes que esquivan la moral y las buenas costumbres. Me resulta mucho más entretenido eso, porque entiendo que el humor nos ayuda a romper con estructuras. Si no es un poquito irreverente al menos, no me llama tanto la atención.

- ¿Todo mezclado con una referencia escatológica, que suele haber en distintos espectáculos del género?

- No creo que lo escatológico sea característico del stand up. Denuncia una falta de madurez del que está en un escenario. Si voy a pagar una entrada para que me hablen de caca, no evolucionamos nada desde quinto grado hasta ahora. No lo veo como una constante.

 - ¿Cómo se está desarrollando la escena nacional?

- Sigue firme. Recién este año se puede volver a girar de verdad y la gente responde. Es de lo que más me gusta de mi trabajo. La pandemia se llevó puestas muchas cosas, pero es muy gratificante saber que sigue ahí el stand up en cada ciudad como pasa con ComedyArte en Tucumán, o en Rosario, Mendoza o Córdoba. El humor y las ganas de hacer reír son más fuertes que cualquier virus.

Rumbo al sur

Otra propuesta de stand up, esta vez protagonizada por tucumanos, visitará al Teatro de la Estación de Concepción.

Tucson Comedy lleva su “Empollerados” al sur, con los monólogos de Jorge Yito Contrera, Luis Carrizo, Leopoldo Nadra, Martín Juárez Cruz, Benjamín Tannuré Godward y Jorge Jiménez a quienes se suman Yonis Coronel y Henry Ibañez como invitados especiales, todos dirigidos por Gustavo Delgado para hablar de la paternidad a los 50, el sexo, la soltería y la pareja.