En el último año, la orientación política se convirtió en arma de seducción o de descarte en las aplicaciones de citas como Tinder, Bumble, Happn y Grindr. El filtro político es el más usado por los brasileños, dice Javier Tuiran, director de comunicaciones de Bumble para América Latina. El empleo de esta herramienta aumentó en los meses previos a la primera vuelta celebrada el 2 de octubre, dice.

“Soy de izquierda”, advierte en su perfil de Bumble Gabriela S., una psicóloga de San Pablo de 25 años. No está dispuesta ni a tomarse una cerveza con quienes asocia al racismo o al desprecio hacia la comunidad homosexual. “Me gusta disfrutar del mar, mientras siga sin ser privatizado por Paulo Guedes”, se presenta con ironía Nené, un programador de 36 años.

Los electorados de Lula y Bolsonaro se caracterizan además por un fuerte rechazo al contrincante. José Mauro Nunes, profesor de la Fundación Getulio Vargas, asocia esa actitud al activismo en redes sociales y a un exacerbado comportamiento “tribal”, con la formación de “burbujas” o grupos exclusivos, sin contacto con el exterior.

Un ejemplo es la aplicación Lefty, para izquierdistas o el de PTinder, una cuenta de Instagram con 26.100 seguidores opositores a Bolsonaro”, explica su creadora, Maria Goretti. Los electores del presidente, por su parte, pueden sumarse a “Bolsolteiros”, un grupo de Facebook con unos 6.700 miembros.