La información extraída del teléfono celular de Fernando Sabag Montiel, el hombre imputado por el intento de magnicidio a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, se transformó en un elemento de prueba que, para los investigadores, podría generar un giro en la pesquisa.
Se trata de 50 gigas de información, y que incluyen fotografías, chats y números de contactos.
En una de las primeras medidas clave adoptadas en la causa, tras el ataque perpetrado el 1 de septiembre, el teléfono había sido reseteado cuando la Policía Federal, convocada especialmente a los tribunales federales de Comodoro Py por la jueza María Eugenia Capuchetti, intentaba extraer datos.
A partir de un nuevo intento, esta vez llevado a cabo por la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), se logró recuperar la actividad de Sabag Montiel en la plataforma de mensajería instantánea encriptada Telegram desde el 6 de diciembre del 2020, además de tres cuentas de Google y de algunos mensajes de WhatsApp, detallaron fuentes judiciales.
"Hay mucha información multimedia. Tenemos la premisa de agotar todos nuestros esfuerzos para llegar a la verdad. Nosotros venimos trabajando bajo la conducción de la jueza Capuchetti y del fiscal (Carlos) Rívolo", afirmó el titular de la PSA, José Glinski, ante los medios que lo abordaron el último viernes, cuando se presentó en los tribunales federales de Retiro para informar los avances.
La recuperación de la información fue recibida como una noticia de relevancia por parte de los investigadores, que ahora tienen el objetivo de procesar todo lo recibido en busca de reconstruir los lazos de Sabag Montiel.
La búsqueda de autores intelectuales
Cristina Kirchner, que interviene como querellante en la causa, solicitó a través de sus abogados que se profundice en la hipótesis sobre los posibles autores intelectuales del ataque.
En la causa, además de Sabag Montiel, está acusada como coautora su pareja, Brenda Uliarte.
Hay además otros dos detenidos: Agustina Díaz (amiga de Uliarte) y Nicolás Carrizo, sindicado como líder de la "banda de los copitos".
En este escenario, la pesquisa apunta ahora a determinar si hubo otra u otras personas detrás del ataque.
La expectativa está puesta en la información que pueda surgir de la cuenta de Telegram de Sabag Montiel
El posible financiamiento, la planificación previa y el riesgo latente de que alguien vuelva a intentarlo son algunas de las líneas de investigación sobre las que trabaja la Justicia, y que impulsa la querella
La motivación económica
La búsqueda de un departamento en la zona de Recoleta, donde reside Cristina Kirchner, y los mensajes de Sabag Montiel en los que se refería a su motivación económica para emprender el intento de asesinato son algunos de los elementos que abrieron líneas de investigación.
Un mensaje de Whatsapp escrito por Sabag Montiel el 15 de agosto y detectado por la querella que representan los abogados José Maunel Ubeira y Marcos Aldazaba robusteció la idea de que los atacantes pudieron haber recibido una dinero a cambio de atacar a la vicepresidenta, como así también para hacer inteligencia previa.
"Yo quisiera hacerme el vendedor de copos (de nieve azucarada) y meterle un corchazo", había escrito en un grupo en el que, al referirse luego a su pareja Brenda Uliarte, agregó: "Yo a ella la trato de bajar; pero a mí me importa la plata, si nos compran o le dan un laburo, ya está salvada, bienvenido sea".
Esos mensajes fueron volcados en una presentación que hizo la querella esta semana ante la jueza Capuchetti, junto con otros encontrados en el celular de Carrizo, en los que Joana Colman, a quien tenía agendada como "Joa", le decía: "Por otra fuente sé que lo hizo por plata, por acomodo, así que el chabón en cuatro años ponele que sale y sale reacomodado mal, eh".
El arma con la que atacaron a Cristina Kirchner
En la causa existe una pistola que fue secuestrada por la Justicia: se trata de la Bersa semiautomática, de acción simple, calibre 32 auto, modelo Lusber 84, con la numeración "25037" en el lateral izquierdo del cañón con la que Sabag Montiel intentó cometer el atentado.
Todavía no se logró reconstruir el camino de esa pistola hasta las manos de Sabag Montiel: se supone que era de un vecino fallecido, pero dos familiares de este hombre declararon como testigos esta semana y dijeron desconocer que hubiera tenido alguna vez un arma.
Además fueron detectados diálogos en los que Carrizo, instantes después del ataque fallido, le decía a un contacto de su confianza, identificado como "Andrea", que le había dado un arma a Sabag Montiel, para luego mostrarse algo aliviado en el siguiente mensaje: "Mirá no sé si es una buena noticia pero el arma con la que intentó ponerla no es la mía, yo le di un 22 corto.... recién hable con la novia y la tiene ella, así que mañana la vamos a ocultar".
En los últimos días los investigadores encontraron, en la información extraída del teléfono de Uliarte, que en toda esta historia podría haber una tercera pistola: tenía en su carrete de fotos una de un revolver apoyado sobre una mesa blanca, con una jarra de fondo, que no sería ni la Bersa .32, ni el "22 corto" de Carrizo.
A partir del hallazgo, el fiscal Rívolo solicitó la opinión de la Unidad Fiscal Especializada en la Investigación de Ilícitos relacionados con Armas de Fuego, Explosivos y demás Materiales Controlados (UFI-ARM), que ya estaba colaborando con la investigación.