La prevalencia de las enfermedades alérgicas está en aumento de manera sustancial en todo el mundo. Algunos de los factores son el impacto del cambio climático, la mala alimentación y el uso inapropiado de medicamentos.

Según estudios realizados en los últimos años, entre dos y tres de cada 10 niños en Argentina tiene rinitis alérgica, aunque sólo dos de ellos conoce su diagnóstico y apenas uno recibe algún tipo de tratamiento, por lo que muchos pacientes no tienen control alguno sobre sus síntomas. Algo similar se observa en la población general: la cantidad de pacientes afectados por esta enfermedad alcanza al 20%, de acuerdo a un informe difundido por la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica (AAAeIC).

Los especialistas de esta entidad explicaron que la rinitis alérgica es una enfermedad muy común tanto en niños como adultos, con manifestaciones que a menudo son interpretadas como poco significativas -secreción nasal cristalina y acuosa, nariz tapada, estornudos y picor nasal- pero que tiene una evidente alteración de la calidad de vida de quien la sufre y de su entorno.

Florecen las alergias

Se asocia a la alergia respiratoria y a la rinitis alérgica con la estación del año que está comenzando: la primavera. “Está instalado que en esta época los pacientes tendrán sus habituales trastornos de salud, ya que se da la polinización de árboles (ciprés, fresno, tala y plátano, etcétera), gramíneas (cynodon dactylon, lolium perenne, entre otros) y malezas (como la ambrosia). Esto desencadena congestión nasal y ocular, y eventualmente tos y agitación en algunos individuos en los que la relación entre su empeoramiento y la estación provoca una sospecha diagnóstica evidente”, señalaron.

De todos modos, según explicó la AAAeIC, la mayoría sufre trastornos nasales, oculares o bronquiales en toda época del año, sin distinción estacional ni geográfica. Y eso se debe a la sensibilidad que tienen a los ácaros del polvo, que es la causa más común de alergia respiratoria. “Estos insectos microscópicos (ácaros) se encuentran en contacto con nosotros casi de manera permanente, especialmente dentro de los domicilios y en los dormitorios. Asimismo, hay que prestarle especial atención a los alérgenos de las mascotas y hongos ambientales que también son desencadenantes de síntomas de rinitis y asma”, remarcaron.

Tomar conciencia

Considerando que aproximadamente el 80% de los pacientes con rinitis alérgica debutan en la edad pediátrica, y observando que muchos de ellos también sufren de asma bronquial, resulta imprescindible tomar conciencia acerca del diagnóstico y tratamiento precoz, se apuntó en el informa.

“Para eso, se sugiere realizar los estudios apropiados y oportunos de la mano de especialistas en alergia e inmunología para conocer el o los agentes causantes. Luego, se podrá recomendar un tratamiento orientado a controlar los síntomas para alcanzar un mejor rendimiento intelectual y físico”, se especificó.

Conteo de pólenes

El conteo de pólenes es la recolección de pólenes del aire a través de aparatos especiales. Esas muestras luego son analizadas por biólogos especializados, quienes se encargan de identificar y cuantificar los granos de pólenes por metro cúbico de aire.

De esta manera, se conoce la concentración de polen en el aire día a día y así se puede determinar su relación con los síntomas alérgicos. “A mayor cantidad, hay más posibilidades de tener síntomas más severos como puede ser una crisis aguda de asma; por eso es tan importante medir la cantidad. Todo aquel interesado en conocer estos datos, puede ingresar a www.alergia.org.ar y revisar la información”, mencionó Maximiliano Gómez, Presidente de la AAAeIC.

En cada estación se observa un gráfico con colores que indica la concentración del polen. En esta época del año, los pólenes de los árboles son los que desencadenan la aparición de los síntomas.

Las diferentes asociaciones y sociedades de alergias y enfermedades respiratorias, así como la Organización Meteorológica Mundial, impulsan permanentemente una iniciativa conjunta para llamar la atención sobre el aumento de la cantidad de polen, que incrementa el riesgo de sensibilización alérgica en las personas susceptibles.

El aumento de temperaturas hace que la época de polinización se adelante en el tiempo, las sequías hacen que se prolongue su permanencia en el medio ambiente y, por otra parte, que los contaminantes del aire aumenten la carga alergénica por polen y cambien la composición de los diferentes alergenos. Por ello, la OMS alerta que, para 2050, la mitad de la población mundial padecerá algún tipo de alergia.