Carlos Diez
Locutor y docente
Todos los días viajo en un colectivo, en el que siempre va mucha gente entonces no tenía manera de hacerme el rebelde con el uso del barbijo, porque era lo único que tenía para protegerme hasta que aparecieron las vacunas. Nunca rechacé la imposición del barbijo. Hay gente que le molestaba o le frustraba mucho. En lo personal fui tomando distintos modelos que fueron cada vez mejores, más cómodos, más seguros.
Cuando luego del encierro, volvimos a la radio, hubo una orden del director de Nacional que prohibía que estuvieras al aire sin el barbijo, eso era imposible. Lo que sí fue bueno para que pudieras estar sin el barbijo, que no te permitieran tener invitados, eso fue saludable para tener un ambiente controlable en el que estabas.
Ya se notaba la flexibilidad en algunos choferes, unos se ponían y otros no, el barbijo, se armaba una de escándalos porque cuando el chofer que sí iba con barbijo, le exigía el barbijo a uno que quería subir sin él. Dejar libradas estas cuestiones a la buena voluntad de la gente, me parece completamente erróneo porque hay quienes son responsables y hay muchísimos que no lo son y a eso hay que sumarle que la limpieza, la higiene, la sanitización de los vehículos, no existe, son mentiras. Entonces te imaginas si los poco que te puedes resguardar usando el barbijo, queda librado a que los use quien quiera, estamos listos.
En los lugares cerrados no me parece para nada bien que no se lo use. No he visto que todo esté tan bien para que no exista ninguna posibilidad de contagio como para que no se tome esa precaución. Creía que la higiene de manos y las otras medidas que creía que iban a quedar para toda la vida, pero no es así, hay muy pocos lugares, donde encontrarás alcohol para ponerse las manos.