No es casualidad. La primavera llega y con ella se celebra la juventud; los “pimpollos” que florecerán y serán el futuro del país. Llenos de vida, de entusiasmo y de alegría festejan ellos cada 21 de septiembre su día; festejan el transitar una inolvidable etapa y festejan también sus esfuerzos por florecer. Festejan. Ayer, hoy, y siempre. Es que con distintos matices, en Tucumán el Día del Estudiante fue siempre un gran evento para los alumnos de toda la provincia; sin duda, un reflejo de la juventud de la época.
Hoy las actividades pasan más por las instituciones y el 21 los estudiantes eligen quedarse en casa u organizan pequeñas reuniones -contaron a LA GACETA alumnos de secundaria-. Hace mucho, chicos y chicas celebraban por separado; había más actos al aire libre y las escuelas y colegios se “mezclaban”; hasta, con guitarra en mano, algunos intrépidos subían los cerros. Hay cosas que cambiaron, otras mutaron y algunas cuestiones se mantienen. Te invitamos a conocer -y a recordar- cómo se vivía esta fecha en otras épocas.
Separados
Seguramente algún padre o abuelo te contó cómo se festejaba “en sus tiempos” la llegada de la Primavera y El Día del Estudiante. Siempre ambas fiestas de la mano, la celebración se armaba con gran previsión. “Con juvenil entusiasmo celebrose ayer el Día del Estudiante”, titula un artículo de 1948 publicado en LA GACETA. La imagen que acompaña es de niñas con vestido largo blanco, posando en el festejo en una escuela. Con una mesa larga de por medio, las estudiantes se reunieron a comer algo en la escuela. Las actividades se definieron como unas “fiestas bulliciosas y alegres”, e incluyeron cuadros alegóricos.
En esos tiempos, las celebraciones se hacían en las instituciones escolares, pero también en el verde. El parque 9 de Julio y los cerros eran lugar de encuentro para la juventud, aunque, por supuesto, las acciones que allí se realizaban eran muy diferentes a las de hoy.
Las reuniones, en tanto, se dividían por sexos; los chicos por un lado, las chicas por otro. Los planes no se juntaban, bajo ninguna circunstancia. De eso dan cuenta las fotografías del archivo de LA GACETA, que muestran como con el pasar de los años, esa costumbre se fue diluyendo.
A mediados de la década de 1950, había concursos deportivos pero lo central ya eran las carrozas (costumbre que se mantuvo por décadas). Cada escuela “armaba” la suya y salía a lucirla. Pero no todo era jolgorio: había colegios que aprovechaban el 21 para hacer visitas educativas; en 1951, por ejemplo, estudiantes del Colegio Nacional se acercaron a recorrer las oficinas de este medio; mismo lugar que luego visitaban las candidatas a Reina de la Primavera (o de los Estudiantes) y las flamantes ganadoras.
Masividad
Con el correr de las décadas lo que los chicos hacían se volvió más universal. En la década de 1970 las reinas salían por el centro a repartir flores y los jóvenes llenaban de ruido y de vida las galerías. La jornada era mucho más sana, dirán los que vivieron aquella época: el 21 de septiembre de 1976, por ejemplo, caravanas de estudiantes coparon el centro. Algunos se organizaron en ronda para cantar y bailar -de la mano- alrededor de la estatua de la Libertad, en plaza Independencia.
El acontecimiento más importante seguía siendo el desfile. Según un artículo de este diario en 1978, “la llegada de la primavera fue festejada alegremente por los estudiantes en toda la provincia. En esta ciudad, la fiesta tuvo su punto más alto en el desfile de carrozas realizado por la zona céntrica”. La carroza ganadora fue del colegio Lorenzo Massa (ver foto), que simbolizaba cómo sería la primavera en 2001. La idea fue planeada durante varios meses, casi desde el inicio de las clases.
Años más tarde todavía se mantenían las mismas tradiciones. Los jardines de infantes, las reinas y las princesas seguían saliendo por las calles, pero ya la música se colaba con más fuerza. En 1984 se armó un gran espectáculo musical en calle Muñecas y hubo también un divertido concurso de jardines sobre carretillas.
Cambia, todo cambia
En la década de 1990 las plazas y los parques se volvieron los centros multitudinarios de reunión; y las carrozas, que durante décadas fueron protagonistas, desaparecieron. Curiosamente, en varias ocasiones se recibió la primavera con frío. “Amor de primavera con bufandas”, titulaba una crónica en 1994. Eso es algo que sucederá este año: se prevén, para hoy, mínimas de 7 grados.
De esa década a los últimos años (prepandemia), la celebración pasó en casi su totalidad al parque 9 de Julio, al parque Guillermina, a San Javier y a la Rotonda de Horco Molle. Aunque con más desmanes: se comenzó a registrar más presencia de alcohol y más control policial.
Festivales musicales, reuniones en las plazas y bailes en los cerros... Así es cómo los nacidos durante los 90 festejaron su día; pero poco a poco las salidas empezaron a disminuir. La elección de la reina paulatinamente empezó a quedar en el olvido, y los parques registraron cada vez menos estudiantes; el último dato de un parque 9 de Julio colmado (como en “los viejos tiempos”) es de 2014.
Este año será el primero -después de la covid- en el que los estudiantes podrán volverse a reunir con todas las libertades. Pero muchas escuelas ya han festejado antes, y no tienen muchos planes para hoy. Los meses de preparación para este día han quedado en el recuerdo. Ahora todo es más espontaneo -reflexionaron alumnos de secundaria-.