Pareciera que el emprendimiento Simple y Nutritivo nació por casualidad, pero eso no es verdad. La tucumana Julieta López, su fundadora de 31 años, dice que sufrió mucho por su mala relación con la comida -llegó a pesar 60 kilos más que los que hoy carga- y que no quería eso para su hijita. Entonces, se puso a leer y a formarse, y así llegó a organizar un cumpleaños con alimentos saludables para su nena. La propuesta gustó y le empezaron a encargar primero caterings, y, después, porciones para guardar y consumir en cualquier momento. Esa demanda la convenció de que existía una necesidad y, junto a su hermano Facundo y a otros miembros de la familia, creó la empresa que ofrece “soluciones congeladas de comida real” que, según sus artífices, es algo muy distinto a la dietética tradicional: se trata de una filosofía en expansión en el mundo que reivindica “los ingredientes auténticos”.
“Si bien hay un auge respecto de la comida saludable y en Tucumán son cada vez más los negocios que se vuelcan a esto, nuestra propuesta va más allá de lo típico, que está muy asociado a las opciones light. El emprendimiento apunta a algo más trascendente: la comida real. No nos centramos en las calorías, que es el enfoque mayoritario, sino en las materias primas y en la legitimación que provee su etiqueta. Es decir, mostramos todos los ingredientes que usamos para fabricar el producto final”, refiere López.
“Comida real” significa que se vence transcurrido un tiempo relativamente breve. “No dura más de tres meses en el freezer”, observa la emprendedora, y subraya que esa cualidad de una vida breve es la prueba contundente de la realidad y naturalidad de los alimentos. ¿Por qué? Porque los frutos de la naturaleza tienen un ciclo y la degradación es una de sus fases.
Libres y felices
Para conseguir el efecto real, Simple y Nutritivo usa insumos orgánicos, agroecológicos y sin pesticidas. Se trata de una cadena que, desde el punto de vista de las carnes, obliga a cultivar una coherencia que puede sonar insólita, pero que resulta clave para conseguir el resultado buscado. “Incluso empleamos huevos de gallinas felices, que carecen de hormonas y provienen de animales criados en granjas sin jaulas, que también comen comida real”, acota López.
El mayor desafío y, por añadidura, valor de este emprendimiento pasa por el acceso a esa clase de alternativas no industrializadas que vienen “en frasco chico”: son partidas pequeñas y limitadas a diferencia de la disponibilidad a granel que caracteriza a quienes utilizan hormonas y otras técnicas para incrementar la productividad. La emprendedora cuenta que, para hacerse de materiales con esas características, ella aplica un método investigativo: habla con los productores y vendedores, y se interioriza de la manera en la que trabajan para conseguir “ingredientes reales”. “Con la indagación y el establecimiento del origen de los productos se pueden corroborar sus circunstancias de creación. Más allá de que los huevos de granja tienen una cáscara que es un poco más débil; un tamaño más pequeño; un color irregular por fuera y mucho más intenso en la yema que los de manufactura a gran escala. Lo mismo sucede con el pollo: la carne presenta otro color, consistencia y olor. La cocina en ese sentido es muy reveladora y no miente”, acota.
Lo barato sale caro
Simple y Nutritivo se inscribe en una corriente internacional muy en boga en los países del hemisferio Norte donde cada vez más consumidores quieren saber de dónde procede lo que ingieren y cómo ha sido elaborado. Según López, la comida saludable demanda un caudal adicional de información, ángulo ligado a la aplicación de la recientemente sancionada ley del etiquetado frontal, que busca que los consumidores dispongan de más elementos para elegir qué comprar y qué comer.
Los caballos de batalla del emprendimiento son las tres variedades de muffins de verdura (calabaza y zanahoria; brócoli y espinaca, y multiverdura) y los budines dulces, donde reina el “choco zucchini”, que incluye una base húmeda de zucchini con chocolate amargo. También son muy demandados los chicken fingers (tiras de pollo rebozadas con avena y polenta orgánica) y los “nuggets de pollo” (pollo triturado mezclado con verduras salteadas, y rebozados con harina de garbanzo y polenta orgánica). El catálogo completo disponible en la tienda virtual comprende panes de diferentes clases -incluida la algarroba-; tortillas tipo fajitas; hamburguesas; bombones de dátiles, etcétera. Todo viene preparado en bolsas transparentes fáciles de abrir y manipular para garantizar el congelamiento.
El cliente promedio de Simple y Nutritivo compra con miras a “stockear” su freezer, verbo que es la marca de este emprendimiento. “Pide cantidades para la semana e, incluso, para el mes. También hay operaciones concretas para una comida especial, por ejemplo, para viajes o situaciones donde se necesita resolver la alimentación de un modo distinto al habitual”, relata López. Atención: el menú es ideal para picnics, aunque no despachan viandas sino platos que se pueden combinar en función del gusto personal y familiar. En el presente, Simple y Nutritivo hace entregas a domicilio gratuitas en San Miguel de Tucumán, Tafí Viejo y Yerba Buena por compras superiores a $ 4.000 -vía las redes sociales-; ofrece un punto de retiro en Ayacucho primera cuadra y abrirá un local en la calle 24 de Septiembre al 900.
El proyecto reivindica que la comida verdadera no es barata por el tipo de materia prima que utiliza y por la calidad a la que aspira, pero que surte beneficios incalculables. “Evaluamos que, a largo plazo, alimentarse de esta forma evita gastos en salud porque comer comida barata conlleva tarde o temprano grandes costos. Pero, en general, las compras grandes demandan alrededor de $ 5.000, y sirven para más de una semana porque se pueden combinar con diferentes guarniciones que se elaboran en el momento. El producto en sí es muy rendidor”, asegura López.
Simple y Nutritivo apunta a un público que tiene la capacidad de valorar detalles que hacen la diferencia en cuanto a la transparencia. “Si no hay agilidad, es fácil caer en la tentación de comprar la comida de siempre”, afirma. Ella pensó que tenía algo para ofrecer a ese mercado: verdad. “No sabemos bien qué hay detrás de la palabra saludable. Para nosotros significa ‘soluciones congeladas’ que pueden resolver todas las comidas del día. Nuestra marca está asociada a materias primas que vienen de la tierra, y que carecen de aditivos y conservantes”, insiste la fundadora.
El real fooding parece algo lejano y misterioso. En Simple y Nutritivo se proponen derribar ese y otros mitos sobre la base de información, y de recetas originales y caseras. “Se cree que la comida saludable es insípida, monótona y aburrida: nosotros mostramos que puede ser deliciosa y damos propuestas completas para una demanda que sintoniza bien con las nuevas generaciones, en especial con padres y madres jóvenes que son más conscientes de lo que comen”, afirma López. No es fácil lo que busca y lo sabe porque una parte importante de la sociedad se resiste a cuestionar lo que digiere. “Hay mucha presión, por ejemplo, para que los niños coman golosinas”, advierte. Sin ir más lejos López tuvo que cambiar a su hija de jardín porque no le permitían consumir la comida que ella le preparaba en la casa. Pero el saldo es positivo y lo demuestra este emprendimiento que no para de crecer, y que su impulsora testeó en su entorno cercano antes de convertirlo en un negocio. Al consumir “comida real”, arrastró a toda su familia en un estilo de vida que, según dice, una vez que se prueba ya no tiene vuelta atrás.
La receta de Simple y Nutritivo
- Investigar y buscar soluciones para los problemas de la vida cotidiana.
- Entender el impacto local de los movimientos de concientización globales.
- Cultivar un proyecto emprendedor a partir de un mensaje coherente.
- Brindar transparencia y verdad en un mundo donde sobra la desinformación.
- Agilizar el servicio para ganarle a la falta de tiempo.
El emprendimiento en Instagram: @simple.ynutritivo