De los Superclásicos siempre se dice que son partidos aparte, una burbuja temporal en la que los resultados recientes son apenas una mera sugerencia. Allí deja de importar cómo llega cada uno (¿cuántas veces ganó el que peor venía?) y entran a tallar otras cuestiones, como la capacidad para substraerse a la presión del entorno y mantener los nervios bajo control. Los clásicos -y con más razón, los superclásicos- se rigen con las leyes de una final, sin importar que todavía queden muchos puntos en juego por delante. Se sabe: los superclásicos configuran un torneo aparte, y por eso muchas veces se juega más a no perder que a ganar.

En esta ocasión, se da una rara circunstancia: ninguno llega mejor ni peor que el otro. Al menos, en cuestión de números: consumadas 17 fechas, ambos tienen idéntica cosecha (29 puntos, a cinco del líder Atlético). Justamente por eso habrá una motivación extra: ganar no solo por ganarle al clásico rival, sino para recortarle distancia al “Decano” y a Gimnasia, hoy por hoy los dos que se codean allá arriba. Con esa intensidad saldrán “Xeneizes” y “Millonarios” al césped de La Bombonera a las 17, con arbitraje de Darío Herrera. Por TV se verá a través de ESPN Premium.

Si bien la tabla los encuentra empardados, lo cierto es que su realidad no es parecida salvo en la irregularidad que han mostrado ambos. Podría decirse que Boca tiene un plus por tener el escenario a su favor, pero al mismo tiempo, depende mucho más de las individualidades que River. Si bien es cierto que el DT Hugo Ibarra ganó un poco de tranquilidad con esa racha de tres victorias consecutivas, el juego colectivo luce caótico y desconectado, y se apoya demasiado en las atajadas de Agustín Rossi y en lo que puedan hacer sus delanteros. El problema es que ha perdido por lesión a los dos más importantes (Sebastián Villa y Exequiel Zeballos) y ni Darío Benedetto ni Lucas Vázquez vienen derechos de cara al arco, por lo que el joven Luca Langoni aparece como su mejor carta ofensiva.

Por el lado de River, si bien no muestra la consistencia de otros tiempos y aún intenta sobreponerse a las partidas de Julián Álvarez y Enzo Fernández, su rendimiento colectivo es superior al de Boca y ha ganado enteros con Rodrigo Aliendro y Pablo Solari. Además, cuenta con la voz de mando de Enzo Pérez, un veterano en esta clase de duelos. Tal vez hoy por hoy, el talón de Aquiles del equipo de Marcelo Gallardo viene siendo la faceta defensiva, hasta aquí bien disimulada por su eficacia en el ataque.