Fue una tarde entre sus custodios y Ella. Una tarde para renovar la devoción a la Patrona de los tucumanos y una oportunidad para celebrar 20 años de cabalgatas en su nombre. Ayer se celebró la vigésima Marcha Peregrina Gaucha en honor a la venerada Virgen de la Merced. Cientos de gauchos de toda la provincia alistaron sus mejores pilchas, pusieron a tono sus carruajes y prepararon sus caballos para acompañar por todo el centro de la capital a la Virgen Generala del Ejército Argentino.

Todo empezó cerca de las 14.30. De a poco, el silencio (propio de sábado a la siesta) comenzó a interrumpirse en las calles. El ruido de las herraduras contra el pavimento empezó a llamar la atención de muchos vecinos, que salieron a ver qué pasaba. Es que los caballos fueron llegando con sus dueños a las inmediaciones de la basílica de Nuestra Señora de La Merced; y con el pasar de los minutos, más y más gauchos con carruajes de lujo y engalanados ocuparon las arterias aledañas. Y con mucha emoción: en un abrir y cerrar de ojos, la imagen peregrina de la Virgen ya estaba sobre calle 24 de septiembre, lista para salir.

Fue la protagonista de toda la jornada. Todo fue por y para Ella -dijeron los jinetes-. “Todos los gauchos somos muy devotos de la Virgen de La Merced -contó Juan Carlos Ortiz, que llegó con su hija Solana en un hermoso carruaje-; es muy importante para nosotros, y es una larga tradición la de venir a participar en esta fiesta. Nos preparamos mucho... Es algo muy emotivo lo que se vive; la gente nos saluda y nos alienta para que esta tradición no se pierda”.

Emoción y balances

A todos los gauchos se los veía muy contentos de poder participar. Llegaron padres e hijos; abuelos y nietos; y algunos solitarios que se sumaron a la comitiva. “Es una muestra de fe, porque todos somos Marianos. Para nosotros es una obligación estar aquí, es algo impostergable. Y es una emoción tremenda; hace 10 años participo y jamás he faltado”, comentó a LA GACETA Rubén Valdez, de la agrupación Batalla de Tucumán. “Es imposible no emocionarse, porque este evento es una mezcla de todo: de mantener la tradición, de mostrar a nuestros animales, que tanto cuidamos, de acompañar a la Virgen”, explicó.

Pero lo que más movilizó los sentimientos -aseguró Dardo Molina, de la agrupación Yerba Buena- es cumplir 20 años de marchar con la imagen. “Es una emoción muy grande la que sentimos hoy; hace muchos años que venimos haciendo esto, que es una fiesta para la Virgen, patrona nuestra”, cuenta el gaucho, que ha presenciado cada una de las ediciones de la Marcha. “Hay muchas cosas que han cambiado en estos años -resaltaó-; pero esperemos que esta tradición no se pierda nunca”.

Pasadas las 15 se empezó a pedir a todos los sulkys que avancen hacia calle 24 de septiembre. “Comenzamos la marcha por nuestra Virgen. ¡Qué viva Tucumán! ¡Vivan las agrupaciones gauchas”, dijo la voz cantante para dar inicio a la tan esperada celebración.

Por las calles

El circuito inició en calle 24 de Septiembre y recorrió las avenidas más importantes. Desde que salió hasta que volvió a la basílica, la Venerada fue saludada y homenajeada por vecinos con pañuelos agitados, por los autos que circulaban en las avenidas con sus bocinas y por los transeúntes que paraban su caminar como señal de respeto.

Hubo paradas estratégicas, como en el Hospital Centro de Salud (para pedir por los enfermos), el Seminario Mayor (para orar por las vocaciones) y la plaza Belgrano (para recordar la batalla de Tucumán). Pero, sin duda, el momento más emotivo fue el acto principal, en la parroquia San Juan Bosco. Allí la esperaban decenas de fieles; estuvieron presentes la banda de música del Liceo Militar Gregorio Aráoz de La Madrid, el ballet Batiruano y la agrupación Bombos del Tucumán.

En cuanto la comitiva arribó a la explanada de la iglesia, la banda empezó a tocar la Marcha de San Lorenzo; los fieles y los bailarines empezaron a hacere volar los pañuelos para recibir a la Venerada, y los bombistas la saludaron con golpe de palillos en señal de respeto. Otra vez, todo para la Virgen.

Homenajes

El acto principal estuvo teñido de nostalgia. Se homenajeó con un minuto de silencio y con la Marcha de Malvinas a los Héroes de la Guerra del Atlántico Sur, a 40 años de la gesta patria. También se recordó a los compañeros gauchos fallecidos. “Se me estremece la piel al escuchar que son 20 años. Se me estruja el corazón, ahogado en recuerdos, de cuántos hermanos estuvieron en aquellos momentos y hoy ya no -expresó a los presentes Juan Suárez, presidente del Fortín Gaucho Virgen Generala-; muchos se han ido, pero muchos han llegado. Me alegra ver tantos jóvenes en los sulkys y bailando; ellos son la esperanza de la patria, y el recambio generacional que se está manifestando en esta marcha”.

El predio también hubo fiesta. Las academias tradicionalistas de folclore dieron un gran espectáculo para los presentes y la banda del Liceo tocó varias canciones para amenizar la jornada. Una vez terminado el acto, la Virgen siguió camino por el centro, hasta rodear plaza Independencia. Finalmente, la imagen peregrina retornó a la Basílica y los gauchos volvieron a casa, felices de haber cumplido la tarea de, una vez más, custodiar y acompañar a su Madre y Protectora.