Enrique Carabajal: “Ser convocado me llenó de alegría el alma”
La vida es una continua toma de decisiones. Algunas se complementan, otras se contradicen. Y así como Enrique Carabajal se juró una vez no volver a agarrar una pelota por el resto de su vida, con el tiempo entendió que era una promesa imposible de cumplir. Primero, porque el fútbol era una pasión demasiado grande para renunciar a ella. Como reza la famosa frase de una película argentina: “un hombre puede cambiar de todo, pero no de pasión”. Y segundo, porque descubrió un refugio del que nunca había escuchado hablar: el fútbol adaptado que sufrieron la amputación de una extremidad inferior.
A diferencia de muchos de los que practican esta modalidad, Enrique no perdió una de sus piernas. Directamente nunca la tuvo. “Es de nacimiento, una malformación congénita. Por suerte, tuve una familia que nunca me hizo sentir diferente a los demás. Hacía todo lo que los otros niños hacían. Fue una infancia muy linda. Antes de saber que existía el fútbol para amputados, yo jugaba al convencional”, arranca Enrique, dando el preludio de esa decisión de no jugar. “En 2018, jugando con amigos se me rompió el tendón de Aquiles. Se me vino el mundo abajo. Sufrí una depresión muy grande. Tuve que usar una silla de ruedas durante dos meses y medio. Le cerré las puertas al fútbol”, recuerda.
Hasta que vio algo que lo hizo cambiar de idea: una publicación en redes sociales donde se hablaba de un equipo para personas amputadas, algo que despertó su intriga. Consultó cómo hacer para entrar e inmediatamente recibió una dirección y un horario. Y hacia allí fue, sin pensarlo demasiado. “Cuando llegué y vi a los muchachos, supe que sería mi nueva casa. El único problema era que el fútbol adaptado se juega con bastones canadienses y yo toda mi vida jugué con una muleta. Me costó un par de entrenamientos agarrarles la mano, pero me integré al equipo rápidamente y me anotaron para jugar la Liga Nacional”, relata el de Villa Quinteros.
Ese refugio que encontró Enrique eran Los Leones, el equipo de amputados creado hace algunos años por Hernán Córdoba, fallecido en 2019 a los 21 años, pero que permanece en el recuerdo de muchos como un ángel que les regaló un hermoso motivo para vivir. “No llegué a conocerlo, pero le estoy eternamente agradecido, porque con esto que creó me devolvió la vida”, asegura Enrique, quien jugó durante tres años en Los Leones. Actualmente lo hace en Entre Ríos, provincia cuya Federación fue la que en 1999 creó la Federación Argentina de Futbolistas Amputados, que cuenta con su propio seleccionado.
Seleccionado al que desde noviembre del año pasado también pertenece “Kike” Carabajal. “Me llenó el alma de felicidad cuando me llamó el entrenador para darme la noticia. Las alegrías siguieron cuando en marzo me llevaron a Colombia para jugar las Eliminatorias. Pero la felicidad mayor la tuve el viernes 19 de agosto, cuando me comunicaron que estoy entre los 15 futbolistas que viajarán a Turquía para jugar el Mundial, a fines de septiembre”, comentó un emocionado Enrique.
Casado con Cristina, y padre de Luana y Mora, “Kike” trata de acomodar su rutina a la preparación para el Mundial: “como juego en Entre Ríos y queda lejos, solo viajo para los días de partido, pero ahora que se viene el Mundial ya hemos dejado de jugar la Liga Nacional. Aquí en Tucumán me entreno solo y estoy enfocado en llegar de la mejor manera para el viaje a Turquía”.
Carlos Tula: “Es una disciplina que sirve de contención
Por estos días, La Selección argentina de amputados -autodenominada Los Rengos- ultima detalles para el viaje a Turquía a fin de jugar el Mundial de la modalidad adaptada. Y así como habrá un tucumano en el plantel de futbolistas (Enrique Carabajal), también habrá uno en el cuerpo técnico: Carlos Tula, quien se desempeña como kinesiólogo.
Al igual que cualquier jugador, Carlos debió abrirse camino hacia el seleccionado. Y al igual que “Kike”, fue construyendo esa escalera a partir de su incorporación a Los Leones, equipo tucumano de fútbol de amputados. “Me sumé para colaborar con el objetivo de difundir el deporte como terapia de recuperación y reinserción. Todo esto honrando la memoria de nuestro amigo Hernán Cordoba”, explica. Reconoce que no fue fácil. “Hubo que trabajar en varios aspectos para acondicionar el entrenamiento y evitar la proliferación de lesiones. La meta era hacer que la disciplina sirviera de contención para personas que compartían esta misma discapacidad, procurando tomar esta actividad lúdica con tranquilidad en la derrota y mesura en el triunfo, enseñanzas que para la vida cotidiana les van a servir”, expone.
Como Licenciado en Kinesiología y Fisioterapia, Tula cuenta con especializaciones en Actividades Físicas en Deporte Adaptado. Además, le suma a su experiencia el trabajo diario en la recuperación de pacientes amputados en el Servicio de Rehabilitación del Hospital Avellaneda.
“La cantidad de jugadores, sumada al trabajo para lograr el mejor rendimiento, dio origen a dos equipos de Tucumán en la Liga Nacional de 2021: Los Leones y Los Marinos. Todo esto, además de nuestra tarea diaria en el club Estación Experimental, tanto en fútbol como en básquet Femenino, hizo posible la convocatoria a participar del cuerpo técnico a partir de septiembre del año pasado”, cuenta.
Su tarea consiste en capacitar y preparar físicamente a los jugadores, dosificando las cargas físicas, equiparando las rutinas que traen de sus distintos clubes, además de formarlos en cuestiones de alimentación y suplementación deportiva. “Por nuestra experiencia en la Selección Argentina de Futsal en la Copa América, tambipen colaboramos en la aptitud para integrar grupos humanos, solidaridad en el juego y en la vida de relación”, resume Tula su aporte al seleccionado.
Un duro desafío
El Mundial de Fútbol para Amputados se desarrollará entre el 30 de septiembre y el 9 de octubre. Argentina estará en el Grupo C junto a Inglaterra, Estados Unidos e Indonesia. Los partidos son de siete contra siete en dos tiempos de 25 minutos. A los arqueros les falta un miembro superior y a los jugadores de campo uno inferior.