El intento de magnicidio contra la vicepresidente Cristina Fernández de Kirchner desvió la atención pública en un país que aún no ha corregido sus desequilibrios macroeconómicos. Los problemas siguen presentes, mientras el ministro de Economía, Sergio Massa, intenta evitar una devaluación mayor de la moneda nacional y, a la vez, conseguir los dólares necesarios para que el Banco Central recupere los niveles de reservas internacionales. Massa parte hoy hacia Estados Unidos para rendir un doble test: convencer al FMI de que la Argentina está en la senda del cumplimiento voluntario de sus compromisos y, a la vez, convencer a los inversores de que es un país receptor de capitales.

Ante la magnitud de los desequilibrios, se están adoptando medidas puntuales que, en algunos casos, sólo implican una reasignación temporal de recursos y, en otros, tienden a agravar las distorsiones de precios relativos. Así, esta dinámica de coyuntura no contribuye a despejar los interrogantes que operan sobre la larga transición que llega hasta diciembre de 2023, plantea Jorge Vasconcelos, economista de la Fundación Mediterránea.

Una señal preocupante, que debe leerse en clave política, es la recurrente comparación que realizan influyentes dirigentes del oficialismo entre el actual ciclo y lo ocurrido entre 2014 y 2015, cuando aquella gestión, perdiendo las elecciones por un puñado de votos, entregó las llaves sin que los desequilibrios existentes hayan hecho eclosión antes de diciembre de 2015. Al parecer, fracciones importantes del oficialismo suponen que, intensificando los controles de todo tipo, puede lograrse una performance similar de aquí a fines de 2023.

Ese diagnóstico, según Vasconcelos, es preocupante, porque la situación actual es muy diferente a la de igual momento de 2014, en ambos casos a 15 meses del traspaso presidencial. “Obsérvese que, en el presente, las reservas netas del BCRA alcanzan sólo para cubrir una semana de importaciones, cuando en agosto/setiembre de 2014 eran equivalente a 16 semanas siendo que, además, el tipo de cambio real multilateral ahora está 13 puntos más atrasado que entonces, mientras que la brecha cambiaria actual duplica la de aquellos meses de 2014”, explica.

Al mismo tiempo, en el plano financiero y monetario, la fragilidad del presente es mucho mayor a la de entonces. La deuda interna en pesos del Tesoro es actualmente equivalente a U$S 51.000 millones al tipo de cambio oficial, multiplicando casi por 5 el stock de esos compromisos en 2014. Por su parte, los pasivos remunerados del Central, que en 2014 alcanzaban a 6% del PBI, en el presente llegan a 9,%. Los riesgos de “emisión potencial” por algún accidente macroeconómico son mayores ahora que en 2014; mientras que, del otro lado del mostrador, la demanda de dinero viene en trayectoria descendente, con un circulante que equivale a 4% del Producto en 2022, cuando en 2014 estaba en torno a los 6%, acota el economista. Los datos sugieren que hoy la política económica debería ser mucho más cuidadosa que en el ciclo 2014/15, pero no es seguro que ese sea el diagnóstico de una fracción relevante del oficialismo, finaliza Vasconcelos.

¿Cómo están?

Lejos de la pauta fijada con el FMI

En lo que va del año, las compras netas de dólares en el mercado oficial de cambios por parte del Banco Central alcanzan sólo a U$S 16,3 millones en las operaciones con el sector privado, cuando en igual período de 2021 el monto acumulado había sido de U$S 7.500 millones. Las reservas externas del Central han caído U$S 2.600 millones desde diciembre pero, sin los ingresos netos originados por los Derechos Especiales de Giro (la moneda del FMI), la merma habría sido de U$S 5.200 millones. La entidad que preside Miguel Pesce ha informado que cerró la semana con un stock bruto de reservas de U$S 36.641 millones. Los U$S  1.300 millones netos que hay en el Central, una vez descontados los pasivos en moneda dura están muy lejos  de la cota de U$S 6.425 millones para este mes, uno de los criterios de performance del programa firmado con el FMI.

Emisión monetaria

La recompra de deudas

El Banco Central emitió $ 1,7 billón para recomprar deuda y asistir al Tesoro en lo que va del año, pero la base monetaria creció sólo 18,8% (inflación acumulada de 55,8%). Como contrapartida, el stock de pasivos remunerados del BCRA pasó de $ 4,8 billones en diciembre a $ 7,1 billones en agosto (+49,6%, representando 160% de la base monetaria), según se desprende de un informe de Equilibra, Centro de Análisis Económico. Las necesidades de emisión del BCRA para el resto del año se reducirían a la mitad respecto a enero-agosto, y la base monetaria se aceleraría hasta 60%/65% interanual en línea con una mayor inflación, puntualiza. Esta dinámica es compatible con un stock de pasivos remunerados que crece por debajo de su ritmo “vegetativo” (esto es, capitalizando el pago de intereses).  Según Equilibra, en lo que resta del año vencen $ 1,9 billón (de ese total, $ 700.000 millones están en manos privadas) por lo que este año cerraría sin sobresaltos en cuanto al roll-over de vencimientos del Tesoro. Sin embargo, alerta, los problemas podrían retornar en 2023: para siete meses del año entrante ya hay programados vencimientos por más de $ 1 billón.

Escenario que viene

Menos actividad, más inflación

La actividad económica sufrirá una merma en su ritmo de crecimiento hacia fines de año por efecto de la inflación, el aumento de la tasa de interés y restricciones a las importaciones complicarán la producción. Esta es la conclusión a la que arribó la consultora PwC, que compiló  señales de distintos sectores de la economía y formuló la advertencia sobre el futuro de la economía. “Uno de los efectos probables que desencadenará la aceleración de la inflación será la retracción del consumo. Si bien todavía no hay datos oficiales de lo acontecido en ese mes, la cifra de ventas minoristas publicada por CAME (Cámara Argentina de la Mediana Empresa) evidencia una baja interanual en julio de 3,5%”, indicó un informe. En el primer mes de gestión de Sergio Massa,  la inflación fue del 6,7%, según estimaciones del centro de estudios Orlando Ferreres & Asociados. Así, se registró un crecimiento interanual de 70,6%.