“Durante la campaña 2021/2 se dieron condiciones agrometeorológicas que influenciaron el desarrollo del cultivo del poroto”, afirmó Lorena Soulé, de la sección Agrometeorología de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc), al referirse a la situación climática de la campaña porotera en general y a la respuesta del poroto mungo en particular durante la 1ª Jornada sobre Variedades y Manejo de Poroto para Tucumán y zonas de influencia, que organizó la entidad.

“En el aspecto térmico, la cantidad de días con temperaturas máximas superiores a 35º C disminuyeron desde febrero (de seis a 11 días), hasta no registrarse días con esta temperatura en mayo. Además, los días con mínimas inferiores a 12º C fueron aumentando desde febrero (con 0 a dos días) hasta mayo, cuando se registraron entre 22 y 26 días. También en este mes ocurrieron heladas, entre los días 18 y 20, con mínimas absolutas de -1,7º C a -0,3º C. En el extremo sur no se registraron heladas”, puntualizó.

Respecto de las condiciones hídricas, las precipitaciones estuvieron por debajo del acumulado de la campaña anterior y de lo normal en gran parte de la provincia. Lo colectado durante el ciclo de cultivo (febrero - mayo) estuvo entre 200 mm y 300 mm, lo cual es inferior a lo normal para ese período. Los meses más destacados en cuanto a escasez de lluvias fueron febrero, marzo y mayo.

En lo referente a la respuesta a las condiciones agrometeorológicas en el mungo hay que tener en cuenta a que el rendimiento de este poroto se define en el período crítico, entre floración y formación de vainas, por lo que un estrés en ese momento afectará la etapa reproductiva final. “Mediante un análisis de las campañas 2018, 2019 y 2022 para dos fechas de siembra (primera, entre el 21 y 23 de enero; segunda, entre el 5 y 9 de febrero se pudo observar que los rendimientos obtenidos en la primera fecha de las campañas 2018 y 2022 fueron mayores (casi el doble) que los sembrados en la segunda, mientras que en 2019 los rindes de la segunda superaron a los de la primera.

De acuerdo al análisis de las temperaturas, se observó que a medida de que atrasamos la fecha de siembra, la cantidad de horas con temperaturas mayores o iguales a los 35º C disminuyeron, mientras que la cantidad de horas con temperaturas menores o iguales a 10º C aumentaron.

En cuanto a las precipitaciones se observó que estas tuvieron un gran impacto en el rendimiento; en especial, las que cayeron durante el período crítico. “Separando a este en dos etapas, pudo notarse que en las fechas en donde el acumulado de lluvia fue importante en la primera parte del período crítico, los rendimientos fueron mayores respecto de las fechas cuando el mayor aporte hídrico se produjo en la segunda parte de este”, dijo.