Mikhail Gorbachov, el líder que puso fin a la Guerra Fría sin derramamiento de sangre, pero que no pudo evitar el colapso de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), murió a los 92 años, informaron agencias de noticias rusas.

Gorbachov presentó su renuncia a la presidencia de la URSS en diciembre de 1991, después de que 11 de las antiguas repúblicas soviéticas crearan la Comunidad de Estados Independientes (CEI).

El ex dirigente soviético recibió el Premio Nobel de la Paz en 1990 por los cambios en las relaciones entre la URSS y el bloque occidental, encabezado por Estados Unidos, en las últimas etapas de la Guerra Fría.

En diciembre pasado, al cumplirse 30 años de la disolución del imperio soviético, Gorbachov había señalado que si se hubiera reformado a tiempo, la Unión Soviética podría haber sobrevivido como una unión de estados soberanos, pero que ya era demasiado tarde.

“Fueron días oscuros para la Unión Soviética, para Rusia y para mí también. Pero no tenía derecho a hacer otra cosa”, recordó Gorbachov en declaraciones a la agencia rusa Tass.

El ex mandatario también explicó por qué nunca usó la fuerza para tratar de mantener unido al imperio: “En primer lugar porque habría dejado de ser yo mismo. Y entonces tal decisión habría desencadenado una guerra civil gravísima con consecuencias impredecibles. Estaba seguro de que este escenario debía evitarse a toda costa”.