Los cofundadores de Circclo sostienen que es posible pagar menos por un producto de primera necesidad y, además, beneficiar al planeta. Escrito de otra manera: este emprendimiento asegura que menos residuos, mejores precios y una buena experiencia de consumo son perfectamente compatibles. Los creadores de esa propuesta de economía circular tienen entre 24 y 25 años, y se proponen llegar a 1.000 casas de familia de Yerba Buena para finales de este 2022. A comienzos de 2021 servían a 40 clientes: a finales de ese año ya eran 400.

La empresa empezó a operar con ahorros de los fundadores. “Somos tres los que estamos trabajando en este proyecto: Santiago Casanova, licenciado en Marketing, 25 años; Francisco Palou, ingeniero nacido en Jujuy, 25 años, y yo, Bautista Garzón, 24 años, licenciado en Administración. En 2019 decidimos juntarnos para hacer algo que realmente mueva la aguja. La iniciativa surgió de estudiar el modelo de consumo y de producción actual, y de advertir la cantidad de envases plásticos de un sólo uso que generamos para atender nuestras necesidades básicas, como ser detergente, jabón para lavar la ropa, etcétera. Queríamos buscar una solución a un problema real y global porque veíamos que los consumidores no requieren un envase, sino lo que aquel contiene. Pero resulta que pagan por algo que al final de cuentas terminan descartando. Según el Foro Económico Mundial, el 98% de los envases del mercado en términos generales son descartables”, explica Garzón durante una entrevista virtual en la que también participa Palou.

Sin ninguna clase de timidez, los emprendedores acotan que detrás de Circclo existe el deseo de cambiar un statu quo y de revolucionar la manera en la que la población consume en el día a día. “Hoy ya somos un equipo de por lo menos 13 integrantes comprometidos con este propósito”, agrega Garzón. Palou explica: “la idea per se es lógica e intuitiva, ¿por qué pagar por un envase que uno no usa y desperdicia? Pero hay tantas grandes marcas globales detrás de este negocio de alguna manera impulsándolo, que es difícil encontrar soluciones como la que proponemos nosotros. Circclo tiene como reto ofrecer la posibilidad de comprar los productos de las grandes marcas con su sistema de reutilización de envases. La manera de lograrlo es 100% mediante tecnología”.

Como el sodero

En Circclo son entusiastas de la comparación entre la economía lineal y la economía circular. “En la primera se compra, se usa y se descarta. Esto conlleva una deficiencia porque el envase supone el 40% del precio final. La economía circular plantea la reutilización de los recursos durante el ciclo de producción”, manifiesta Garzón. Para plasmar la circularidad, los emprendedores cerraron alianzas con productores locales que se dedican a la fabricación, quienes utilizan los envases rellenables dotados de requerimientos técnicos para que sean retornables. El licenciado en Marketing refiere: “Circclo emplea una plataforma inclusiva a partir de estos envases inteligentes e integrados con tecnología donde un cliente puede solicitar jabón para la ropa, recibirlo y, cuando se le acaba, pedir una recarga, devolver el envase vacío y recibir otro lleno en la puerta de su casa”.

Según Palou, el servicio presenta semejanzas con el modelo del sodero o lechero a domicilio. “A esa base, nosotros agregamos una intervención tecnológica que permite trackear (monitorear) los envases, y recopilar data de los usuarios, como tendencias y periodicidad de consumo, que nos sirve para hacer la reposición automática. Podemos trabajar caso por caso. El software estudia y aprende, y nos ayuda a generar una estrategia comercial”, dice.

Si la reutilización no es una motivación suficiente, el precio puede resultar una razón dirimente para entrar en la economía circular. “Nos comparamos con productos de góndola de primera calidad y los nuestros están el 40% más baratos por el sólo hecho de no pagar el envase”, expresa Palou.

Circclo dispone de una línea de consumidores finales para hogares y de otra para empresas, y terceriza la llamada logística de última milla. Los cofundadores sostienen que esa clase de organización les permite soñar con replicar el modelo en otros países, regiones y ciudades. La entrega a domicilio para casas hoy sólo está disponible en Yerba Buena mientras que la provisión a compañías abarca también a San Miguel de Tucumán.

“Las entregas se hacen entre 24 y 48 horas después del pedido. No nos hemos expandido a otros lugares porque por ahora lo que estamos buscando es afianzar la propuesta de valor y que abarcar más transacciones no nos lleve a fallar en el servicio”, afirma Garzón. Y añade: “entendemos que modificar una modalidad de consumo ya implica un gran paso y si el servicio no es 100% confortable porque, por ejemplo, nosotros estamos colapsados de pedidos, la clientela recaería de manera muy fácil en un consumo lineal. Iría al almacén de la esquina y compraría el detergente en envase descartable. Nosotros queremos que nuestra propuesta no tenga fallas para facilitar la adaptación a un esquema de economía circular”.

Adrenalina

En Circclo van de menos a más, pero las palabras de sus creadores transmiten el anhelo de llegar a ser jugadores relevantes del sector. Palou acota que, por una cuestión de prioridad y de foco, durante 2022 lo que buscan es una entrega de última milla a domicilio, pero que pronto adicionarán una forma de acceso a los productos que no precise de “delivery”: “en el primer trimestre de 2023 queremos incorporar el sistema de ‘drop off’, donde nosotros dejaríamos productos en consignación en supermercados y almacenes para que los clientes depositen allí sus envases vacíos y se lleven otros cargados como ocurre con la gaseosa retornable”.

¿Cómo impacta la crisis en el negocio de Circclo (la empresa se queda con un margen de cada una de las ventas que concreta)? Garzón y Palou comentan que lo que más les cuesta es la pérdida del poder adquisitivo de los salarios porque anhelan retribuir de la mejor manera posible a sus colaboradores: “tenemos el sueño de que por detrás de este propósito podamos crear una empresa que sea un modelo de recursos humanos donde la gente ame trabajar aquí y desarrollar una carrera laboral. ¿Por qué? Porque a la larga las empresas somos personas. Y a estas les ofrecemos la oportunidad de sumarse a la misión de dejar una huella positiva en el planeta. Ese mensaje nos da ventajas para atraer talento y crear equipos de trabajo”.

El emprendimiento no sólo disminuye los volúmenes de residuos, sino que también reduce la emisión de carbono derivado de la producción de plásticos y del transporte de los productos de las grandes fábricas ubicadas en las zonas más densas del país. Palou, Garzón y Casanova hoy trabajan con cuatro productores locales, con los que están vinculados de un modo especial para garantizar la provisión. ¿El caballo de batalla de Circclo? El jabón para la ropa. ¿Por qué? “Por la calidad y por el hecho de que se trata del producto que más consumimos”, contesta Palou.

La idea del negocio surgió de un modo bastante fluido, casi sin pensarlo. “Hasta hace tres años no conocía a los que hoy son mis socios. Tres meses antes de iniciar Circclo entré en contacto con Santi Casanova. Lo mismo me pasó con Bauti”, cuenta el ingeniero industrial. Este encuentro sucedió cuando él estaba terminando la carrera y proyectaba regresar a Jujuy para trabajar con su padre. “Pero una vez que apareció Circclo, cambié de planes y me quedé a trabajar. Es una experiencia muy transformadora tanto por los avances como por las derrotas y a esa adrenalina de emprender no la cambio por nada. Es algo que me llena mucho, nos llena mucho”, define.

La primera vez que se encontraron, Palou barajaba un proyecto para construir autopistas a partir de polímeros reciclados; Garzón quería desarrollar una plataforma web de oferta de productos de triple impacto y Casanova estudiaba el problema de los envases plásticos. “Santi nos juntó a los tres y nos comentó lo que hacía. En ese momento yo tenía 21 años, estaba estudiando y no sabía muy bien hacia dónde apuntar. Pero desde los seis años le decía a mi mamá que quería tener mi empresa. En mi casa no son del palo emprendedor ni del ‘business’, y ella me preguntaba cómo lo haría. Yo siempre quise involucrarme en algo transformador y mis socios también”, asegura Garzón.

Como consecuencia del cambio climático, y de la urgencia de implementar un consumo más razonable y racional, emprendimientos como Circclo tienen un futuro muy prometedor. Para tratar de imaginar ese mañana, estos jóvenes cofundadores se inspiran en el trabajo pionero en economía circular de la Fundación Ellen McArthur. Si bien arrancaron con sus ahorros y siguieron creciendo con la reinversión de las ganancias, saben que tendrán que captar capitales de terceros para crecer. Pero ellos están convencidos de que van a lograrlo del mismo modo que advierten un sinnúmero de alternativas de creación y expansión allí donde otros ven motivos para huir de Tucumán y de la Argentina. Garzón y Palou subrayan: “los emprendedores, los que tienen esa sangre, saben que cada problema representa una oportunidad concreta. Hay tantos problemas económicos y sociales en América Latina… A problemas grandes, grandes soluciones y grandes oportunidades para emprender”.

La receta de Circclo

- Generar ingresos con un negocio alineado a la economía circular.

- Ofrecer un precio atractivo.

- Concentrar las energías en la consolidación de la calidad del proyecto.

- Crear un modelo amable de recursos humanos.

- Ver soluciones y oportunidades en los problemas actuales.

- El emprendimiento en la web: circclo.com