Mientras todo en Tafí Viejo transcurre en calma, en la Sociedad Antoniana (avenida Mitre 351) hay movimiento: puertas adentro de ese edificio emblemático se reúne una curiosa parte de la historia del país y del mundo, expresada en estampillas y en sobres postales. José de San Martín y la Independencia; Eva Perón a lo largo del tiempo; Europa en el siglo XIX; Tucumán y el correo, los Ferrocarriles Argentinos; pingüinos del sur o la vida de Jesús de Nazareth son sólo algunas de las cosas con las que podrás encontrarte allí. En 370 vitrinas hay miles de curiosidades: cartas y postales de los destinos más ajenos, planchas de estampillas con errores, estampas mal impresas.... Todo eso, está disponible para verlo en la Exposición Nacional de Filatelia y Juvenex “Tafí 2022”, que se realizará hasta el sábado.
El lunes comenzó la muestra, que se hace por primera vez en Tucumán y en marco del 30 Aniversario de la Sociedad Filatélica de Tafí Viejo (Grupo Tafil) y del 70 cumpleaños de la Federación Argentina de Entidades Filatélicas. Para este hecho, especialistas de todo el país se dieron cita en la ciudad del limón para traer sus colecciones, que están siendo expuestas y que serán valoradas por un juzgado de notables en concurso. Nada está librado al azar y cada una de las piezas cuenta una pequeña porción de nuestro pasado. “Es una de las exposiciones más grandes que hubo en la historia de la filatelia argentina”, resume a LA GACETA con entusiasmo Pablo Paolasso, presidente de la asociación organizadora.
Cuando uno entra, la imagen es imponente: las vitrinas ocupan todo el salón en todas las direcciones. Al acercarte a cada una de ellas no sabés para dónde mirar: todo es informativo y todo es, como mínimo, interesante. Quizá porque son vestigios de un pasado “que ya fue”, en el que el correo postal marcaba el rumbo de una vida o de toda una nación (incluso de aquellas que desaparecieron); o quizá sea porque cada postal, cada matasello y cada plancha entera tiene una gran historia, que permanece viva en la exposición. “La gente se imagina que la filatelia es parecido a coleccionar figuritas, pero cuando nos visiten se van a encontrar con que hay estudios hechos sobre cada estampa; van a ver, por ejemplo, un trabajo sobre por qué se emitió una estampilla o cuál fue la ruta de otra estampilla”, asegura.
Un mundo por conocer
Adrián Trapani, miembro de la asociación, destaca que es la primera vez que en Tucumán se realiza una exposición de estas características. “En la provincia hay mucha gente que colecciona, aunque muchas veces los filatelistas no están asociados a una organización... Igualmente, no es como antes; no es una cosa masiva como sí lo era hace 40 o 60 años, que en todas las casas había un coleccionista. Ahora la filatelia se ha hecho un poco más reducida, pero más específica, más de estudio”, explica. Y es cierto; es algo que se puede ver en la muestra. Hay colecciones sólo de próceres argentinos, sólo de estampillas de flores o sólo del avión del Correo Aéreo.
Todas las vitrinas están apoyadas por una investigación hecha por el coleccionista. Y hay algunas exposiciones muy peculiares, como una de estampillas de economía de guerra de las dos guerras mundiales, que tiene estampas impresas en papel económico para abaratar costos. También podrás encontrarte con otras rarezas, como estampillas de San Martín impresas al reverso, plantillas sin cortar o con errores de impresión. “Hay piezas muy raras y valiosas, y hay otras únicas, que quizá no vuelvas a ver en tu vida”, destaca a LA GACETA Marcos Sena, también coleccionista y miembro fundador de la entidad. Él, como seguramente muchos de los otros 140 expositores, heredó de sus abuelos esta pasión, que requiere de mucho sacrificio, tiempo y dedicación.
En todos los detalles
A simple vista, cada una de las vitrinas no tiene más que elementos postales e información, pero detrás de cada una de esas exposiciones hay cientos de horas dedicadas a esto. “Hoy internet facilitó muchísimo el trabajo, pero aún así es complicado... El 95% de las estampillas cuestan monedas; cuando uno va a competir, a subastas, ahí es más caro... Igualmente, lo que hace la diferencia es la investigación -cuenta Paolasso-; yo, por ejemplo, tengo una colección de la historia del correo durante el imperio Austro-Húngaro, entre 1900 y 1918. Para eso tuve que averiguar cómo eran las tarifas, qué tipo de marcas usaban y cuáles eran las rutas”.
Daniel González es uruguayo, pero vive en Bolivia. Allí forma parte de la Sociedad Filatélica de la Paz; frecuentemente viene a Tucumán para reunirse con los miembros de la asociación de Tafí Viejo. “No tenía alternativa; soy nieto mayor de abuelo filatélico y numismático”, dice al ser consultado por su interés por este coleccionismo. También cuenta que la afición va mucho más allá de pegar estampillas en papel: “mirá esto -dice y muestra su vitrina-; esto amarillo que se ve alrededor de la estampilla es un hongo. A esta la compré hace poquito, así que no tuve tiempo de limpiarla, pero hay que darles mucho mantenimiento; tienen que estar en un buen ambiente y se las pega en un papel especial para que no se manchen. Si se mancha, se limpia despacio con agua oxigenada. Hay que tener mucho cuidado”, explica.
El detalle en el trabajo y la precisión en el cuidado se nota en cada una de las placas, pero para verlo hay que ir. La exposición seguirá abierta para todo público en horario corrido, de 8 a 20, en el Salón de la Sociedad Antoniana.