El costo de la Canasta Básica Total (CBT), que mide la línea de pobreza, se disparó un 6,79% en julio, levemente por debajo de la inflación general (marcó 7,4%), por lo que una familia “tipo” (dos adultos y dos niños) necesitó $111.297,57 para no ser considerada pobre, según informó el INDEC. Vale aclarar que dicha cifra no considera el gasto en alquiler de una vivienda.
Además, la Canasta Básica Alimentaria (CBA) subió 6,3% en el mismo mes, por lo que una familia necesitó percibir ingresos por $49.465,59 para no caer en la indigencia, añadió el organismo.
En los primeros siete meses del año, la CBT aumentó 46,2% y la CBA 50,1%. Dicha diferencia es producto a que las tarifas de los servicios públicos se encontraban con escasos aumentos en comparación con el rubro alimenticio que sí tuvo grandes cambios.
Si se toman en consideración los últimos doce meses, el costo de la CBT avanzó 64,7% y el de la CBA trepó 70,6%, precisó el INDEC. Estos aumentos, en la medida que los ingresos de los sectores más vulnerables no acompañen el efecto de la inflación, pueden generar tensiones sobre los niveles de pobreza e indigencia.
La evolución de la canasta básica del INDEC adquiere relevancia debido a que se utilizará como uno de los instrumentos estadísticos para avanzar en la segmentación de las tarifas. Esto se debe a que los usuarios que perciban ingresos familiares por más de 3,5 canastas dejarán de recibir subsidios, mientras que en los casos que el ingreso familiar sea menor a 1 canasta se mantendrá el subsidio.