KIEV, Ucrania.- Imágenes publicadas por una empresa independiente de satélites mostraron la devastación en una base aérea rusa en la península de Crimea. El ataque sugiere que Ucrania tiene una nueva capacidad de ataque de largo alcance, con potencial para cambiar el curso de la guerra.
La base, situada en la costa sudoccidental de Crimea, una península ucraniana ocupada por Rusia desde 2014, sufrió grandes daños por el fuego.
Las fotos difundidas por Planet Labs dan cuenta de tres cráteres casi idénticos, donde los edificios de la base aérea rusa de Saki habían sido golpeados con gran precisión. Además, eran claramente visibles los restos de al menos ocho aviones de guerra destruidos.
Rusia negó que los aviones hubieran sufrido daños y sostuvo que las explosiones vistas en la base el martes fueron accidentales. Ucrania no reivindicó la autoría del ataque ni explicó cómo se llevó a cabo.
“Oficialmente no estamos confirmando ni negando nada; hay numerosos escenarios de lo que podría haber ocurrido (...) teniendo en cuenta que hubo varios epicentros de explosiones exactamente al mismo tiempo”, indicó el asesor presidencial ucraniano Mykhailo Podolyak.
Expertos militares occidentales afirman que la escala de los daños y la aparente precisión del ataque sugieren una nueva y poderosa capacidad de fuego, con implicaciones importantes.
Rusia utiliza la península de Crimea como base para su flota del Mar Negro y como principal ruta de suministro para sus fuerzas de invasión que ocupan el sur de Ucrania, donde Kiev está planeando una contraofensiva en las próximas semanas.
“No soy un analista de inteligencia, pero esto no tiene buena pinta”, escribió en Twitter Mark Hertling, ex comandante de las fuerzas terrestres estadounidenses en Europa, enlazando con una imagen de la base rusa. “Así es. Es muy bueno”, respondió el general estadounidense retirado de cuatro estrellas Michael Hayden, ex jefe de los servicios de espionaje de la CIA y la Agencia de Seguridad Nacional.
El Instituto para el Estudio de la Guerra dijo que las autoridades ucranianas consideran el ataque a Crimea como el comienzo de la contraofensiva de Ucrania en el sur, lo que sugiere que los militares ucranianos esperan intensos combates en agosto y septiembre.
La forma exacta en que se llevó a cabo el ataque sigue siendo un misterio. Funcionarios ucranianos sugirieron que podría haber sido un sabotaje por parte de infiltrados, pero los cráteres idénticos y las explosiones simultáneas parecen indicar que fue alcanzado por una descarga de armas capaces de evadir las defensas rusas.
La base está muy lejos del alcance de los cohetes avanzados que los países occidentales reconocen haber enviado a Ucrania hasta ahora, pero dentro del alcance de versiones más potentes que Kiev ha pedido. Ucrania también dispone de misiles antibuque que podrían utilizarse para atacar objetivos en tierra.
“Nueva fase”
Ucrania hizo retroceder a las fuerzas rusas de la capital, Kiev, en marzo, y de las afueras de la segunda ciudad, Járkov, en mayo. A continuación, Rusia capturó más territorio en el este, en enormes batallas en las que murieron miles de soldados de ambos bandos en junio.
Desde entonces, las líneas del frente se han mantenido en gran medida estáticas, pero Kiev dice estar preparando un gran impulso para recuperar las regiones del sur de Jersón y Zaporiyia, la principal porción de territorio capturada desde la invasión del 24 de febrero que Moscú aún mantiene.
Aunque en las últimas semanas ninguno de los bandos logró avances, siguen produciéndose escaramuzas. Ucrania informó de bombardeos rusos desde la zona de Járkov en el noreste, la provincia oriental de Donetsk, y en las orillas del río Dniéper en Zaporiyia, Jersón y adyacentes.
Separatistas prorusos dicen haber capturado Pisky, en las afueras de Donetsk, que ha sido escenario de combates en los últimos días. (Reuters)