Un vitoreo que viene desde atrás del escenario anuncia que todo está por comenzar. Los fanáticos, que desde hace más de una hora empezaron a ingresar al Club Central Córdoba, enloquecen. Es que -por fin- llega ella. Todas las luces se apagan y el suspenso que se crea deriva en un sinfín de gritos y en caos; sus seguidores derriban las filas de asientos y se agolpan en el escenario para verla. Pasadas las 20:30, Lali Espósito está nuevamente en Tucumán y sale a derrochar todo su talento y su carisma.
Pero la euforia y la fiesta realmente comienzan un poco antes. “Lali, casate conmigo”, “Sos mi permitido”, “Quiero besarte mucho”, “Brillando naciste, mi amor” son solo algunos de los cientos de carteles que los seguidores de la artista llevaron al club. Desde temprano, los presentes han estado fotografiándose con ellos -y con algunos carteles más “zarpados”, dirá luego la artista”-. También, prepararon sus outfits (todos en rojo y negro) y se organizaron para sorprender a la cantante en varios momentos del concierto. Todos quieren que sea una noche única.
Y así será, para la artista y para sus seguidores tucumanos, que se reencuentran luego de tres años. Cuando el show comienza, es casi imposible distinguir cuál es la canción que Lali está interpretando: sus fans gritan tan fuerte que tapan por completo a la cantante y a sus músicos. Pero se trata de “Eclipse”, que como un augurio de lo que se vendrá anuncia “Te llevo hasta el cielo / con los pies al suelo / una y otra vez”. Y es que por las próximas dos horas, Lali y sus fanáticos vibrarán juntos, como si nada más existiese.
Complicidad plena
Desde el principio se nota que la cantante está unida a su público desde lo más íntimo. Después de hacer bailar a todos con “Asesina”, ella se para en el centro del escenario y mira. Hacia arriba, hacia el centro, hacia los costados... Es como si sacase una foto-recuerdo de las cerca de 4.000 almas que han ido a verla, y que -sin parar durante tres minutos- le gritan, la aplauden y le hacen saber que en la provincia la han estado esperando por mucho tiempo. “Vine antes de la pandemia y parece que ha sido hace 20 años”, dice entre risas para después interpelar al público. “Tengo una pregunta para hacerles, que es muy básica: ¿acaso Tucumán está listo para el mejor show de su vida?”, consulta, canta y baila. Casi sin parar.
La seguidilla de canciones hace delirar a sus fans. “Tu novia”, “Fascinada”, “Somos amantes”, “Bailo pa’mí” son algunos de los más de 30 hits que va a entonar. En todos ellos, las luces y las pantallas (que mezclan videoclips con fragmentos del show en vivo) ocupan un lugar primordial, y acompañan cada una de las coreografías que Lali y sus bailarines ponen en escena.
Esos pasos de baile -empiezan a comentar los presentes- muestran que ella “despide” sensualidad por sus poros. Lali también lo sabe, y por eso, antes de seguir, pide perdón. “Está mi familia de Santiago del Estero acá, y yo ando chapando a mi staff; les pido disculpas por lo que tienen que ver”, comenta y sus fanáticos vuelven a taparla a los gritos, ahora con frases como “Lali, chapame”, o un gran coro que asegura: “si nos organizamos, chapamos todos”. Lo que pasa es que durante sus últimos conciertos, la también actriz ha sorprendido con besos inesperados a sus fanáticos de todo el país. Y nuestra provincia no será la excepción. “¡Qué público tímido el tucumano!”, atina a decir ante los incesantes pedidos.
Más que una palabra
Para este punto del concierto, el Club Central Córdoba se ha convertido en una gran pista de baile. “Irresistible”, “Soy” e “Histeria” marcan un antes y un después en el show. Pero, sin duda, un momento cúlmine es “Diva”. “Soy todo lo diva que pensaba que iba a ser / bailo como Britney y visto como Cher”, dice. Y es verdad: lo que Lali hace recuerda a las grandes ídolas del pop.
El recital está dispuesto para llevar a los fans a todas las emociones. Con “Ego” (uno de sus primeros éxitos) el predio estalla; allí la artista desata toda su potencia vocal, y demuestra que esa “Disciplina” de la que tanto habla -y que luego cantará- no es solo una palabra. Lali está hecha de disciplina.
La fiesta sigue con otros cambios de vestuario (hizo cinco) y con canciones como “Lo que tengo yo”, “Ladrón”, “Una Na”, “Sin querer queriendo” y “100 grados”. A continuación llega el momento más emotivo: la cantante entona la balada “No estoy sola”, y se la dedica a sus fans. El público arma un gran cartel que reza “Gracias por volver”. Lali rompe en lágrimas y sus fanáticos lloran con ella. “Su cariño me llega directamente al corazón, gracias”, les confiesa.
Lo nuevo
Cerca del final llegan las más esperadas: “Disciplina” y “N5”, ambas con un gran despliegue de luces, de sonido y de otros elementos que acompañan.
Las coreos son repetidas por sus fans desde la platea; ellos se las han aprendido por los desafíos que la artista ha impulsado en las redes sociales.
Después de su tema más reciente, avisa que el show está por terminar. Se despide con “Cómo tú”, pero los tucumanos no la dejan ir. Son casi cinco minutos de gritos ininterrumpidos, pidiendo por favor que regrese y entone una más. “Quiero agradecerles a todos, de corazón, por el esfuerzo que hicieron para estar en este concierto”, dice y cierra: “uno tiene que ser amoroso, porque todo vuelve”. Por eso finaliza su concierto con esa, la canción que la llevó a lo más alto. “Boomerang”, pone fin a dos horas de baile, de canto y de un gran despliegue visual. Y aunque Lali se va del escenario, la energía que ella y su público han cosechado, queda (y se siente) en el aire.