Los anuncios del ministro de Economía, Sergio Massa, reconocen el problema económico del déficit primario (pretende sostenerlo en un 2,5% del PBI) como una de las bases a resolver. Esto implica, sin cambios tributarios, una baja del gasto en el segundo semestre, que surgiría de una acción integrada dentro de los actores del sector público nacional no financiero y las provincias. Desde lo técnico, se arranca con el no adelanto de fondos desde la Tesorería al resto de organismos y con la implementación de un esquema de subsidios a la energía y al agua potable por niveles de consumo. Al no requerir más emisión de parte del Banco Central (BCRA), el sector público deberá manejarse con la recaudación tributaria, que viene con un crecimiento real del 7% en los primeros siete meses. En este sentido es clave que baje el nivel comprometido de gasto en los próximos meses.
Hay una señal clara hacia el sector pasivo, que viene perdiendo sostenidamente ingresos reales desde 2017. Concretamente, en el primer semestre del año, el menor gasto en jubilaciones fue de $ 400.000 millones medidos a junio, esto es equivalente a 10.000.000 de jubilaciones mínimas. No hay margen para continuar con los recortes a este sector.
En síntesis, del anuncio se desprende que hay que reducir el déficit primario y que se va a avanzar en ese sentido. No es un problema meramente financiero. Las medidas que se vayan tomando van a significar una redistribución de recursos entre sectores sociales, pero deben generar una baja del gasto, si la decisión es cumplir con la meta del 2,5% del Producto Bruto Interno (PBI). Con ingresos constantes, el gasto primario del segundo semestre debería tener un poder adquisitivo más o menos similar al del primer semestre, para avanzar hacia la meta. Es un desafío enorme.