En la nueva forma de sobrevivir a una crisis y proyectarse, el optimismo y el riesgo forman parte del ADN del empresario. En una Argentina con tantos desequilibrios macroeconómicos, ese escenario hubiera significado el fin del mundo para aquellos que conducían una empresa hace tres o cuatro décadas atrás porque el horizonte de los negocios no era tan global como lo es hoy que, aún residiendo en un país en crisis, un empresario puede cruzar las fronteras y hacer negocios en otras latitudes para hallar oportunidades y más nichos de mercado. Bucear la crisis, como se dice en el mundo emprendedor. Oscar Bercovich, CEO y fundador del Grupo Uniber, considera que todo aquel que tiene una empresa, más allá de su tamaño, debe estar dispuesto a hacer cosas más allá de los ciclos económicos, ampliando su mirada más allá de los límites del país. “Ante los cambios radicales en el mundo, los más jóvenes miran a las empresas con una visión distinta a la que se tenía antes, trabajando con un propósito en la compañía diferente al tradicional, en sus equipos y talento, con mirada más estratégica y dedicación que trasciende las crisis, con visión de largo plazo”, dice el economista durante la entrevista concedida a LA GACETA.  

-¿Por qué consideras que la Argentina sigue siendo una tierra de oportunidades, más allá de la profundidad de sus crisis política y económica?

-Digo siempre que la Argentina es un país de flujos con los cuidados que hay que tener en el stock. Es una tierra de oportunidades de desarrollo, de negocios, de cosas que en otros lugares del mundo no las tenés. Quien piense que el mundo está lleno de oportunidad y la Argentina no es porque no conoce el mundo. Tal vez sí conozca a la Argentina. Tuve oportunidad de vivir en otras partes del mundo y hoy estoy trabajando en EEUU con dos proyectos inmobiliarios con inversores argentinos, y del norte, y de vuelta digo que pensar que en Argentina no hay oportunidades y que en el mundo sí, es no conocer realmente el mercado global. Sí es cierto, y uno tiene que ser cuidadoso con el balance, que el nivel de riesgos que tiene nuestro país es sustancialmente más alto que el de otros, y por eso hay que hacer una buena ecuación, al momento de tomar decisiones, pero si yo no creyera que este es un lugar para trabajar, no estaríamos haciendo lo que estamos proyectando. No tendría sentido realizar una transformación, de un cambio estratégico de una compañía familiar a una profesional. Es expansión muy fuerte de una inversión en capital de trabajo en la Argentina, tomando personal y saliendo a buscar talentos que, de otra forma, deberíamos estar haciendo otras cosas. Planteo todo lo anterior sabiendo que Argentina está atravesando una etapa de crisis, que el dinero no alcanza para llegar a fin de mes, pero a pesar de eso y entendiendo que estos son ciclos, Argentina es un país que ofrece oportunidades y alternativas que son difíciles y zigzagueantes, que duelen, pero que al final el mercado y la realidad indican a todo este planteo anterior.

-¿La clave para mantener un negocio está en la diversificación?

-Personalmente, creo que la clave pasa por tres cuestiones: un equipo de altísimo desempeño y salir a cazar talentos. Trajimos perfiles de Arcor, de fuera de la Argentina, de Farmacity, de perfiles de alto nivel, y de Quilmes, que también trabajan en la transformación. Punto uno es el talento. Lo segundo es estrategia y disciplina, para que lo que se planifique luego se haga. Y punto tres, muy importante para la Argentina, una mirada financiera de los negocios, independientemente del rubro, la tenés que tener para que los reequilibrios estén bien y las decisiones que se tomen estén a tiempo, el timing de las cosas. La diversificación para mí no es un tema tan relevante. Nosotros trabajamos en el mundo del retail de materiales de la construcción, materiales eléctricos, desarrollos inmobiliarios (con expansión en otros países) y estamos trabajando para que en poco tiempo lancemos un fondo de inversión de capitales de riesgo, que será el primer fondo para el financiamiento de startups en el norte. Somos miembros de la Asociación Argentina de Capitales de Riesgo. Lamentablemente no es el timing para lanzarlo, sino ya estaríamos andando en la calle. También estamos en tecnología con Apps y otras cosas más que estamos proyectando. No es la diversificación en sí, sino que en cada uno de estos nichos de trabajo  aplicar los tres conceptos: timing, estrategia y disciplina, y contar con el mejor equipo.

-En un plantel con más de 900 trabajadores, ¿cómo se realiza el proceso de delegación de funciones en ese equipo de alto desempeño?

-Manejar una compañía de esa envergadura no se lo puede hacer de forma personal. Para crecer definitivamente el camino que te queda va más allá de la delegación y pasa por la autonomía, la autopropulsión, la autogeneración de negocios y resultados. Creo que la mejor receta es que la gente que vos traiga haga las cosas mejor de lo que vos haces. Para eso hay que tener ciertas miradas sobre el desafío y el desarrollo profesional que lleva su tiempo.

-Te levantas a la mañana y lo primero que pensas es cómo vivir en esta Argentina. Miras el celular y encuentras que las variables económicas del país no mejoran. ¿Cómo encarás cada jornada con un escenario de esas características?

-Me levanto entre las 4 y las 5. No leo el diario ni las noticias en la primera parte del día. Entreno, pienso, escribo y cierro los ojos para imaginarme qué es lo que tengo que hacer. Y después sí: tipo 7 empiezo con eso. Soy una persona absolutamente optimista; por naturaleza o por formación. Entiendo que estos son ciclos. El mundo está en un ciclo recesivo o, por lo menos de contracción, independientemente de lo que le pase a la Argentina. Eso no explica la situación argentina, bajo ningún tipo de vista. La Argentina me preocupa desde lo macro y me ocupa desde la conducción de la compañía en el día a día, pero entiendo que esto es parte de un ciclo. Hay algunos hacia un sentido y luego vienen hacia el otro como los tuvimos en un montón de oportunidades.

-Pero ese péndulo de ciclos era a un promedio de 10 años, pero ahora son más cortos, con recesiones más amplias.

-Hoy estamos frente a una situación muy especial, porque el mundo y sus economías han cambiado en la pospandemia y Argentina tiene una enorme cantidad de variables que hacen difícil la ecuación específica y perfecta de la salida. Creo que hay una enorme incertidumbre basada en una crisis muy importante de confianza y con variables en el día a día muy complicadas. El nivel de inflación que tenemos es un punto que realmente a mi personalmente me preocupa porque los niveles de salarios y capacidad de compra cae a niveles importantes. Y el impacto en la actividad económica, si alguien aún no la vio, hay que preverla porque el ciclo está y llegó para quedarse. Pero hay también que prepararse para un modelo distinto.

-¿Cómo reaccionas cuando la gente piensa más en el dólar que invertir en ladrillos?

-Esta mañana corría con un amigo y terminamos la conversación que entablamos en el ahorro. Vos decís: perdimos la capacidad de pensar en el ahorro como parte de la ecuación de acumulación de patrimonio de las familias. Hay adelanto de consumo tan grande que se observa en los niveles de ventas con tarjetas en cuotas y en el nivel de actividad de la economía con anticipo de consumo que sostiene ese nivel que no es genuino del día a día y que obviamente preocupa. Pero por otro lado digo que, la que se vive, no es una crisis desde la estructura de altísimo nivel de desempleo y todavía de niveles de actividad desastrosos porque no es el caso. Es muy específica. No hay en la historia para atrás algo muy similar a esto. Hay algunas combinaciones de momentos históricos que se podrían asemejar dos o tres juntas, pero no hay una crisis específica con niveles tan altos de empleo, porque los números así lo indican y con niveles de actividad que no son los propios de una crisis. Hay una coyuntura dando vuelta, como algunos economistas lo señalan, que está en la base de la confianza o la desconfianza.

-¿La culpa es de la gestión política o es una conjunción de sucesos económicos desafortunados?

-Es difícil de aproximar una respuesta con calidad a esa pregunta, porque todavía no está en claro el contrafacto. ¡Qué es lo que debería haber pasado para que, tal vez, esto no esté sucediendo? ¿Cuáles son las medidas que se deberían haber tomado? Todavía no está en claro eso en el plano del análisis económico. Seguramente algunas miradas sobre el déficit fiscal o el ajuste o el exceso de financiamiento con deuda de corto plazo y pagar tasas indexadas puede ser alguna respuesta, pero es como que todo ocurrió muy rápido, como una aceleración en el nivel de problema que se fue generando, pero insisto que hay que tener una mirada con cierta esperanza porque este ciclo se debe corregir y se va a corregir.