Aunque es viernes por la noche, la ciudad está tranquila. Con un clima casi primaveral, hay quienes salen a cenar y hay quienes que deciden quedarse a descansar en sus casas. Después están ellos, los que desde las 20 empezaron a hacer cola para vivir -lo que creen y luego confirman en vivo y en directo- será una noche única. Y con mucho arte.

La fila es larga y se extiende por calle Simón Bolívar y luego por San Luis. Allí se puede vislumbrar, a simple vista, que “Stravaganza, 10 años” reunirá a distintos tipos de público en Tucumán: hay familias enteras, grupos de amigos y adultos que, incluso con bastón de mano y a paso lento, esperan su turno para el ingreso. Evidentemente, nadie quiere perderse lo que está por suceder.

Dentro del club Central Córdoba ya está dispuesto un enorme escenario con varios desniveles y pantallas alrededor. Pero no se puede adelantar nada; no hay ningún indicio de lo que va a suceder, y eso genera aún más curiosidad.

Un espacio sin tiempo

Pasadas las 22.10, las personas terminan de ingresar al predio. Hay más de 40 filas, que se traducen en cerca de 2.000 asientos. Y mientras los últimos son ubicados en sus respectivos lugares, las luces se apagan y aparece él en las pantallas: estrella indiscutida, gran mentor y responsable de este éxito que festeja una década, es Flavio Mendoza (a sus 50 años) quien da inicio a una hora y media de un espectáculo brillante que no tiene nada que envidiarle a las grandes producciones de New York.

Cuando arranca, sucede de todo y en todas las direcciones: adonde quiera que se mire, está pasando algo. De entrada se mezclan la danza, la acrobacia, el canto, la actuación y el humor en un gran despliegue tecnológico. El piso se mueve hacia arriba y hacia los costados, y aparecen y desaparecen acróbatas por todos lados. Por supuesto, el agua ocupa un lugar central.

“Bienvenidos a este pequeño espacio sin tiempo”, dice la actriz Celeste Campos, que, por primera vez, se dirige al público tucumano. Ella representa el pasado, pero está acompañada del presente (Lula Roshental) y del futuro (Facundo Vivona). Este trío -con mucho humor- será el responsable de hilar 90 minutos de historia. Evidentemente, una historia de amor por el arte.

“Celebramos una década entera de alegría -dice para resumir Campos-; y han pasado muchas cosas: tres presidentes, dos mundiales... y el dólar estaba a $14”. Sí, han pasado muchas cosas, pero “Stravaganza” sigue en pie. El “por qué” es lo que se va a descubrir durante el show. Por eso, los tres “tiempos” invitan a repasar “un mundo de sueños”.

Camino recorrido

Quienes ya han tenido la oportunidad de ver alguna de las otras producciones de Mendoza (“Water in Art”, “Estados del Tiempo” o “Tango”), pronto empiezan a reconocer algunos guiños a las primeras obras. Y es que “Stravaganza, 10 años” justamente busca eso: reunir su pasado, su presente y su futuro.

Para este punto, en escena ya hay más de 30 artistas, la misma cantidad de personas que trabajan tras bambalinas. Pronto llega Gisela Bernal para deslumbrar con sus pasos y sus acrobacias, al tiempo que la cantante Lucila Juárez musicaliza en vivo con algunas de las canciones propias de los espectáculos. El gran ausente, al menos en la función que tuvo lugar el viernes, es Facundo Mazzei.

Hay guiños a cosas “viejas”, pero también hay otras muchas nuevas. Mientras la obra sigue su curso, los bailarines y los acróbatas mezclan ritmos antiguos con pasos de flamenco, con tango, con folklore y con sonidos más novedosos.

El relato mezcla agua, fuego y hasta nieve, que cae sin parar del techo. Mezcla sentimientos y emociones: no hay ningún detalle librado al azar y, aunque ya ha transcurrido una buena parte del espectáculo, nadie sale de su asombro. Es que los bailarines hacen de todo: aparecen desde arriba o desde abajo, corren, se cuelgan de las estructuras, se contorsionan con asombrosa facilidad y acompañan a Mendoza en cada una de sus intervenciones.

El público, en tanto, aplaude cada chiste, cada paso y cada cuadro, con euforia. Y como si fuera poco, para hacer aún más amena la jornada, de a ratos vuelven los humoristas para dialogar con el público, hacer chistes y realizar algunos pasos de canto y de danza.

La misma esencia

De hecho, son los tres “tiempos” los que anuncian el final. Ellos se aventuran a pensar cómo será el futuro de “Stravaganza”. Seguramente -dicen- Flavio seguirá igual físicamente, y alegando tener 40 años. Pero no es así.

Por primera vez, el director rompe la cuarta pared, se dirige al público y reflexiona. Elige primero recorrer su pasado: con una infancia que se dividió entre la alegría del circo y la tristeza de las carencias -cuenta-, jamás imaginó que iba a llegar a estar en la cima. Y hoy, muchos años después, asegura que el futuro lo encontrará igual; con la misma esencia y trabajando sin parar.

Pero el futuro todavía no ha llegado. Entonces, lo mejor -destaca- es vivir el hoy. Que, justamente, es eso: un presente, un regalo.

Éxito en Tucumán

“Stravaganza, 10 años”, programó funciones en el club Central Córdoba hasta hoy, cuando las 22 se llevará a cabo la última función; todavía quedan algunas entradas disponibles. Los tickets cuestan entre $ 2.500 y $ 5.000 y pueden adquirirse en www.fullshow.com.ar. Hasta el cierre de esta edición no se pudo confirmar la versión de que habría una cuarta presentación mañana.