Los amigos, esos compañeros de vida que alegran nuestros días, que nos acompañan y ayudan a salir adelante; que nos hacen más fácil el viaje, y cuya sola presencia acorta las horas. Pero muchas veces no terminamos el camino con quienes lo iniciamos; lo que importa es cómo nos hicieron disfrutar mientras duró su compañía. A veces se suman nuevos compañeros de viaje, que hacen el camino diferente, que nos devuelven la confianza y renuevan la esperanza. Y quizás en algún tramo deban dejarnos. Lo que importa es cómo enriquecieron el viaje mientras nos acompañaron. Y después están esos compañeros inesperados que se suman al camino y nos acompañan, nos fortalecen, nos contienen, nos sorprenden y nos brindan lo mejor de ellos, durante todo el viaje. A esos... A esos solo debes disfrutarlos; son el fruto de lo que sembraste, son el regalo de la vida, son las buenas acciones que hiciste, las alegrías que esparciste, todas las buenas acciones que realizaste, esas personas son la recompensa de tus acciones; a esos amigos te los envía Dios.

Elisa Angélica Pombo

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