El deporte algo que debe unir a todos para disfrutarlo como corresponde sintiendo los colores de la camiseta en estas semanas mostró una parte que duele. Una cargada como se dice en la jerga argentina pasó los límites de lo que se vio entre los equipos argentinos y brasileños. El racismo por parte de la gente de Boca de imitar simios a la parcialidad de Corinthians es burlarse de todo un país. Por otro lado, los brasileños se burlaron de la desgracia argentina, rompiendo billetes de 1.000 pesos, aludiendo la crisis que estamos viviendo. ¿Dónde está el fair play? ¿Donde está el Sr. Alejandro Domínguez, presidente de la Conmebol, por no sancionar estos actos perversos de las hinchadas? Duele ver esto; ya no es broma sino agresiones fuera de lugar y repudiables, y los clubes merecen ser castigados de alguna manera. ¿Cuál? Expulsarlos del torneo, sea del país que sea, y que paguen una multa como hizo la Premier League para eliminar a los hooligans. No se puede pasar por alto esto. Es grave y los barrabravas también son parte de esto. Están matando al fútbol. En México se comenzó a sancionar a los clubes que gritan cuando saca el portero un insulto homofóbico que le costó muchas sanciones al equipo azteca. Y después dicen que es porque hay violencia en la sociedad. Un estadio de fútbol no es un lugar para ir a descargar ira sino a disfrutar de la pelota.

Fernando Esteban Saade
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