En el marco de la exposición “Economía circular a partir de los granos con la experiencia de la empresa tucumana Trigotuc”, que realizó la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc), se incluyó la presentación de la firma como producción de granos de modo sustentable con el uso de buenas prácticas agrícolas.

Trigotuc siembra aproximadamente 3.500 hectáreas de maíz, 3.500 ha de soja, 1.500 ha de sorgo y, de acuerdo al perfil hídrico del suelo en cada temporada, entre 1.500 ha y 4.000 ha de trigo. Trabaja aplicando buenas prácticas y cuidando la calidad del suelo, que la empresa nutre y/o repara, según los casos, mediante compostajes basados en la “cama” del engorde avícola, residuos del feed lot y otros desechos.

Además de la producción granaria, se han destinado 300 ha para forestación, hoy implantada con un bosque de algarrobo blanco. “Hacemos una rotación del 50% en los campos de soja y de maíz para preservar los suelos manteniendo buenas coberturas. Esto reduce la incidencia de las malezas resistentes y la necesidad de hacer tantas aplicaciones de herbicidas. Como hacemos todo con maquinaria propia, podemos mantener nuestros campos muy limpios”, contó Manuel Barinaga.

Añadió que uno de los objetivos que persiguen pasa por evitar que el impacto ambiental golpee naturaleza. “La devolución de carbono al suelo y la utilización de biocombustibles en los motores de la maquinaria contribuyen significativamente a ello”, dijo. A eso debe sumarse que, según estudios del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), las minidestilerías resultan 2,4 veces menos contaminantes que las plantas grandes, y que en este caso las calderas se alimentan con aceite vegetal desgomado, lo que lleva a una mayor disminución de la huella de carbono de su funcionamiento.

El trabajo para las comunidades cercanas a las producciones que realiza la empresa es permanente. “Lo que hacemos tiene impacto en las poblaciones vecinas de nuestros campos. Además de las 120 personas que hoy empleamos, registradas y permanentes, la actividad indirecta que se genera a raíz de nuestro trabajo impacta en la economía de estas comunidades aledañas. Todos los días hay un ir y venir de camiones que transportan hacienda o alcohol y eso implica provisión local de comidas, combustible y alojamiento, como en Pozo Hondo, donde hay dos hoteles. Llega además personal especializado para el mantenimiento de las plantas. Trabajan las estaciones de servicio, los mecánicos, los comederos y el gomero local. Hemos contribuido, entre otros aspectos, a mejorar los tendidos eléctricos y existe la posibilidad de ampliar la capacidad energética de los pobladores mediante la instalación de biodigestores para uso doméstico de biogas”, dijo Barinaga.

La iniciativa no se detiene. Trigotuc tiene actualmente en desarrollo junto al Conicet (Probionoa) un proyecto para la elaboración de probióticos con los que apunta a enriquecer los alimentos balanceados que producen. Y en carpeta figuran la producción porcina para el corto plazo y la instalación de biodigestores para la obtención de biogas el año que viene.

Además, la actividad agrícola derivará naturalmente en la instalación de un frigorífico para cortes de carnes de ave, que impactará significativamente en la salubridad de la región y en la incorporación de mano de obra de la zona.