Las esculturas no solo engalanan una ciudad o un pueblo, sino que forman parte de su identidad. Con alguna frecuencia, son vandalizadas o no se les efectúa el mantenimiento adecuado. En marzo pasado dábamos cuenta del mal estado de varias de estas obras en la ciudad, como por ejemplo de las que están ubicadas en la avenida Soldati.

Un funcionario municipal comentaba que las estatuas de Crisóstomo Álvarez, Idelfonso de las Muñecas, José Álvarez Condarco, Marcos Paz, y en especial, la de Bernabé Aráoz, que corre el riesgo de colapsar por las múltiples fisuras en su estructura.

Respecto de las obras que están en el interior del parque 9 de Julio, las más afectadas son las de mármol, ya que presentan un importante nivel de deterioro como consecuencia del vandalismo y a los golpes que sufren por estar expuestas en lugares abiertos.

Hay una imponente vinculada a la historia de la ciudad, que permanece prácticamente abandonada y que necesita una restauración integral. “Parábola”, escultura de Pompilio Villarrubia Norri (1886-1966), está en la plazoleta Alfredo Gramajo Gutiérrez (destacado pintor tucumano), frente al Cementerio del Oeste. El municipio le adquirió la obra al artista tucumano, que se formó en Italia gracias a una beca otorgada por el gobierno provincial. La pieza de mármol, de 2,20 metros de alto, 1,20 de frente y 1,30 de costado, según las especificaciones de la ordenanza del 28 de junio de 1910, por la cual el municipio la encargó, tuvo un costo de $6.000 de honorarios, durante la intendencia de Eduardo Paz. Fue emplazada en la plaza Independencia el 7 de diciembre de 1911, en los jardines que miraban hacia la Casa de Gobierno. La obra permaneció en ese lugar hasta el 19 de julio de 1928, cuando la trasladaron hasta el paseo situado frente a la necrópolis. “Embarcada en un camión, donde la actitud de constante meditación de su figura principal tornábase ridícula, recorrió la ciudad como un trasto cualquiera, en un carro de mudanza”, relataba la crónica de LA GACETA.

En 1996, el Concejo Deliberante aprobó una iniciativa del concejal José Luis Avignone que proponía que fuera instalada nuevamente en la plaza Independencia. El entonces intendente Oscar Paz vetó la ordenanza y decidió su restauración completa. Firmó un convenio con la asociación “Los amigos de la ciudad” que preveía acuerdos con la Facultad de Artes de la UNT, así como la contratación de expertos del Instituto di Restauro di Roma. Pero todo quedó en la nada. Desde hace varios años, le faltan al pensador algunos dedos del pie; el mármol está manchado, sucio. “Parábola”, de Villarrubia Norri, que embelleció durante 17 años la plaza Independencia, y que cumplió 111 de existencia, no ha logrado atraer el interés de las distintas administraciones municipales y permanece frente a la necrópolis, como si estuviera esperando que la muerte le llegara en cualquier momento. Sería importante que la Municipalidad recuperara este valioso legado escultórico para el patrimonio urbano.